Grupos de investigación

Planteamiento teórico y metodológico (extractos de la memoria)

En cuanto a los aspectos teóricos de nuestra investigación, recordemos brevemente que nos proponíamos reconstruir la unidad del discurso efectivo de Kant referido expresamente a la cuestión “¿qué es el hombre?”. Partíamos del hecho de que, pese a la solemnidad de conocidas declaraciones kantianas remitiendo todos los intereses de la razón a esta pregunta, y proponiendo, aparentemente, una suerte de reducción de la filosofía a la antropología, la antropología nunca es objeto de una obra específica que responda a semejante expectativa. Difícilmente se podrá considerar así la Antropología en sentido pragmático (un compendio, realizado al final de su vida, de lo que sí fue el discurso “antropológico” efectivo de Kant, a saber, una constante enseñanza universitaria popular, centrada en el ser social del hombre, y concebida como orientación en el tránsito de la escuela al mundo). Y mucho menos las piezas antropológicas incluidas en obras de filosofía pura (“críticas” o “metafísicas”), donde el trabajo de disociación de esferas de legalidad y validez objetiva, y la distinción de usos de la razón, quedan ligados, como a una sombra empírico-fáctica, a cierta reflexión fragmentaria sobre la naturaleza humana, la cual se va diferenciando además internamente y asumiendo, según los distintos contextos, la forma de antropología física, pragmática, moral, práctica, antroponomía, etc. sin llegar a unificarse en una sola disciplina. Nos proponíamos establecer el “censo” de esta dispersión de sentidos y diagnosticar su sentido, tomando en serio este estatuto marginal y heterogéneo, así como su indispensabilidad no “fuera”, sino “dentro” de la filosofía pura. La conclusión a que llegamos es que, tal como Kant la concibe y efectúa, la reflexión antropológica no aspira en modo alguno a constituir la disciplina fundamental de la filosofía (como antropología filosófica o antropología trascendental). Su objetivo es más modesto y específico, pero de una importancia esencial para Kant: administra los elementos, sin duda epistemológicamente heterogéneos, de una antropología política mínima, beligerante en el debate de la antropología política moderna (de Maquiavelo a Hobbes o Rousseau), ajustada máximamente a las exigencias de la reinterpretación práctica del sentido de la exigencia metafísica, y destinada a explicitar los anclajes fácticos y trascendentales al mismo tiempo (en la condición humana y en la naturaleza) tanto de la concepción jurídico-moral de la Ilustración como de la comprensión fuertemente normativa de la política como republicanismo que Kant vinculaba a ella.

Una recurrente temática “de las dificultades y las paradojas de la Ilustración” en el marco del Seminario de Investigación, ha venido a decantar nuestra lectura de los textos antropológicos de Kant en la señalada dirección de elaboración de las premisas no jurídicas, e incluso extramorales, de la concepción jurídico-moral de la Ilustración de la razón. De ahí el título del amplio estudio introductorio (aún no concluido) a nuestra edición de la Antropología “Lo civilizado y lo civil. Elementos para una reconstrucción de la dimensión política de la Antropología de Kant” (prof.ª Callejo).

Estas discusiones pueden agruparse en torno a tres núcleos:

  • Por una parte, desde un punto de vista epistemológico, hemos intentado desligar el pensamiento de Kant de lo que se ha denominado el giro antropológico en filosofía, y preguntarnos por el sentido específicamente kantiano de la investigación efectiva sobre la condición humana. Con ello no hacemos sino tomarnos en serio el hecho de que Kant siempre tuvo la máxima preocupación en deslindar la filosofía crítica, como esfuerzo por la fundación de una metafísica, y las investigaciones antropológicas. En diferentes trabajos (Díaz Marsá, Sánchez Madrid, Callejo Hernanz, Cañas Rello), muy orientados en la recepción de Kant por parte de Heidegger, Foucault, Deleuze o H. Arendt, hemos constatado hasta qué punto si la crítica kantiana se escindía en función de los diferentes usos de la razón, el discurso antropológico de Kant, que pretendidamente debería reunirlos se diseminaba, a su vez, multiplicando esas líneas de fuga, y ahondando sobre todo en las opacidades e indisponibilidades de la naturaleza humana, que paradójicamente son otros tantos puntos de apoyo de la reformulación de la metafísica en los ejes de la libertad, el lenguaje y el tiempo. Una reformulación que Kant consideró un nuevo nacimiento de la metafísica, y que, sin embargo, en la historia de los efectos, hizo de Kant “el final de la metafísica”.
  • También desde un punto de vista ontológico la cuestión de los obstáculos y las paradojas de la Ilustración ha dado lugar a algunos resultados de interés en relación con la pregunta por el ser del sujeto. Nos ha ocupado especialmente la conciencia de Kant sobre la hondura de las estructuras de la heteronomía y de la minoría de edad, la importancia que asigna al juego de las representaciones inconscientes ─pieza fundamental para la ruptura definitiva con la psicología empírica de Wolff y Baumgarten─, así como lo que (siguiendo a Deleuze) podríamos denominar las fisuras del sujeto y, en definitiva, la destrucción del concepto metafísico de naturaleza humana (J.L. Pardo). La sospecha de que esas estructuras se reproducen en el concepto mismo de autonomía y de mayoría de edad, o por lo menos en ciertos modos de plantearse la autonomía y el tránsito a la mayoría de edad, ha motivado un conjunto de estudios sobre Kant y Freud, o sobre Kant y la teoría psicoanalítica (Alegre Zahonero, Ingala Gómez, Callejo Hernanz, S. Madrid)
  • Finalmente, en lo tocante al concepto de “comunidad” en sus aspectos jurídicos y éticos, nos ha ocupado a interesado especialmente la ambigüedad del proceso material y espiritual al que está ligado el Proyecto Ilustrado de desarrollo de la sociedad civil, por su entrelazamiento histórico-conceptual con la configuración de esa sociedad como sociedad capitalista. Hoy se ha vuelto habitual asumir, tanto por los críticos de la Ilustración como sus defensores, que el pensamiento de Kant estaría ligado a procedimentalismos, formalismos, etc. característicos de ésta, vinculado así al individualismo metódico del pensamiento económico y expuesto, por ello, a diferentes crisis románticas que, en una suerte de reacción contra la comprensión de la racionalidad ahí efectiva, dan lugar a las derivas irracionalistas de los distintos vitalismos. Pero es una visión que, aun compartida por algunos miembros del grupo (Fuentes Ortega, García Pérez), ha sido fuertemente contestada y confrontada con los textos de Kant por otros (Navarro Cordón, F. Liria, Alegre Zahonero, Mancebo Pérez). Por eso, junto a exámenes muy críticos se ha hecho también el intento de perseguir en Kant un modelo clásico del pensamiento de la virtud, así como de la felicidad, como fundamento de la comunidad republicana.