Grupos de investigación

Planteamiento teórico y metodológico

El objetivo del nuevo proyecto es completar la investigación desarrollada en los dos anteriores mediante una cuestión específica, que tiene una vertiente histórico-conceptual pero que no se agota en ella: la pregunta por la posibilidad del “humanismo” en la actualidad. Por un lado, pretendemos ciertamente ampliar el elenco de problemas, análisis y autores contemporáneos estudiados con vistas a la discusión general sobre el concepto de “naturaleza humana”, vinculando elementos precisos de ontología y antropología política con cuestiones generales de antropología filosófica. Pero, por otro lado, intentamos ahora propiciar un cierto giro de nuestro trabajo, motivado por la necesidad de clarificación conceptual e histórica del “humanismo”. Nos parece esencial deslindar nítidamente los episodios y el sentido general de la querella del siglo XX entre “humanismo” y “antihumanismo” de la reflexión sobre la humanitas del hombre desarrollada en la filosofía clásica alemana del siglo XVIII y comienzos del XIX, y vincularlos por un lado con la coyuntura histórica y teórica de la llamada “antropología filosófica”, y por otro con los acontecimientos histórico-políticos que durante este periodo han llevado al límite al “objeto” mismo de esta disciplina. Pensamos que esto sólo puede hacerse si se atiende a lo que en el pensamiento de Kant hay de recepción de los Humaniora (muy especialmente de Cicerón, Dante y Vico), y si se restituyen unos presupuestos de la cultura europea olvidados o sepultados en los avatares intelectuales y culturales que sucedieron al hundimiento del idealismo alemán. Es precisamente la reconstrucción de ese patrimonio del humanismo europeo clásico, de esa tradición en parte perdida pero que todavía se deja reconocer en una obra como la de Kant, lo que permite una distancia crítica respecto de las aventuras del “humanismo” en el siglo XX y de sus derivas puramente ideológicas, y lo que suministra recursos intelectuales para replantear una forma específica de “humanismo” aún posible y necesaria.

La pregunta por la “actualidad del humanismo” se formula bajo cierta condición, a la que alude la expresión “inactualidad del hombre”, y nace de la perplejidad experimentada durante el estudio (en nuestro anterior proyecto) del “naufragio del hombre” en la historia del siglo XX: relacionando los análisis de K. Polanyi sobre el capitalismo, de H. Arendt sobre el totalitarismo y de M. Foucault sobre la biopolítica, emerge la terrible respuesta práctica que la experiencia histórico-política del siglo XX ha suministrado a la pregunta kantiana “¿qué es el hombre?”, acompañada de una permanente controversia sobre humanismo y antihumanismo que coexiste, no sin paradoja, con el proceso de sistemática puesta a prueba y negación de los mínimos antropológicos que aquellos fenómenos significaban y con la consiguiente quiebra de los ideales de la Ilustración que todo el conjunto administraba. 


Si en los primeros decenios del siglo XX el despliegue de las “vanguardias” en sus diferentes vertientes (artísticas, filosóficas, políticas) puso sobre la mesa la cuestión de la “superación del hombre” a la vez que una respuesta humanista vinculada al “giro antropológico” del saber y a la consolidación académica de la antropología filosófica, el debate intelectual en la segunda mitad del siglo XX vino determinado por un acontecimiento que se ha llamado a menudo “la muerte del hombre” (como la “muerte de Dios” había marcado el horizonte inicial del siglo). Se saludó entonces el despertar de un “sueño antropológico” (Foucault) anclado en un espejismo que había conferido un peculiar sesgo “humanista” (en un sentido diferente del de la tradición anterior al siglo XIX) a buena parte del discurso filosófico contemporáneo. 


En nuestros dos anteriores proyectos de investigación nos ocupamos, por un lado, de distinguir nítidamente la reflexión antropológica de Kant del “giro antropológico” del saber en el siglo XIX y primera parte del XX (que hacía de la “antropología filosófica” la disciplina central de la filosofía) y, por otro, de cierta crítica contemporánea del “humanismo” (y de la antropología filosófica), que proviene de la investigación en “ciencias humanas” como la etnología o el psicoanálisis, para analizar precisamente los aludidos procesos de destrucción de lo humano, así como los sorprendentes puntos de contacto de ese “antihumanismo” con momentos capitales de la filosofía crítica de Kant. De este modo, la indagación de “los principios antropológicos del cosmopolitismo” kantiano desarrollada en “Naturaleza humana y Comunidad I” había concluido en una interpretación de la dispersión de los sentidos de la antropología en el pensamiento de Kant y en la irreductibilidad del discurso crítico-trascendental a antropología, evidenciando sin embargo una antropología política específica que subyace al republicanismo ilustrado. “Naturaleza humana y Comunidad II” se ocupó entonces de estudiar la perseverancia de esta antropología “pragmática” y de la pregunta por el minimum antropológico presupuesto en las configuraciones jurídicas que denominamos “Estado de Derecho” u “orden jurídico internacional”, en tres discursos del siglo XX que habitualmente no son considerados especialmente “kantianos” ni “humanistas”. 


Ahora bien, los análisis de Arendt, Polanyi y Foucault constituyen exposiciones minuciosas del modo como el siglo XX, al margen de sus proclamaciones, arregló sus cuentas con la cuestión del hombre. Y constituían para nosotros una suerte de impugnación teórica y epistemológica de cierta autocomprensión de las llamadas “ciencias del espíritu”, así como del “humanismo” que presuntamente custodiaban. Así empezó a forjarse la hipótesis de una relación paradójica, específicamente propia del siglo XX, entre situación de “lo humano” y situación del “humanismo”, y la necesidad de una aclaración de principio de este concepto y de un examen de su sentido y necesidad a día de hoy. Y ello desde la asunción de ciertas aportaciones del antihumanismo teórico, que siempre nos pareció imprescindible para comprender el estremecedor antihumanismo práctico de una estructura del mundo con la que se ha generado un desastre antropológico sin precedentes en la historia de la humanidad.