La utilización de animales de granja en investigación conlleva diferencias respecto a los animales de laboratorio tradicionales, como el realojamiento de los animales, así como el mantenimiento de las condiciones de bienestar animal, que suponen adecuar los alojamientos a las necesidades tanto fisiológicas como comportamentales de estos animales. Es de especial importancia la detección de los estados emocionales y de cualquier sufrimiento o dolor que puedan experimentar los animales, por ejemplo mediante el reconocimiento de las expresiones faciales junto con otros comportamientos.