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MEDIO AMBIENTE, EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO

3 NOV 2020 - 19:06 CET

Ponentes:

-Alexandra Agudelo (Universidad autónoma Latinoamericana, Colombia). Doctora en Derecho y profesora.

-Alejandra Boni (Universidad Politécnica de Valencia, España). Doctora en CCSS niñez y juventud, magisterio en educación, educación especial. Profesora.

-Javier Surasky (Universidad Nacional de La Plata, Argentina). Abogado y profesor

Moderadoras:

-Tahina Ojeda (IUDC-UCM, España).

-María del Carmen Villarreal (UNIRIO, Brasil).

 

Tahina Ojeda y María del Carmen Villareal, coordinadoras de las jornadas y autoras del libro, dan comienzo a esta última jornada sobre la obra Pensamiento crítico latinoamericano sobre desarrollo. En esta jornada se debatió sobre medio ambiente, educación y comunicación para el desarrollo. Para ello se contó con la presencia de las autoras y autores de los capítulos correspondientes.

 

Las ponencias dieron comienzo con las comunicaciones de Alexandra Agudelo y Alejandra Boni, autoras del capítulo ‘’Educación, comunicación y desarrollo: Relaciones y contribuciones desde América Latina’’.

 

Alexandra Agudelo, en primer lugar, resaltó el aporte de las mujeres en la articulación entre comunicación, educación y desarrollo. De la misma forma, habló del papel de Estados Unidos y de cómo siempre ha sido un factor determinante en la región, aportando el componente hegemónico que pretendía controlar el destino del continente. Esto es efectivo en la medida en la que la educación forma a individuos concretos útiles para ese objetivo. Este fenómeno, explicó la profesora, se puede ver en distinta medida y forma según el momento histórico, teniendo más predominancia alrededor de los años 60-70. Se necesitó también una influencia en la cultura, campo en el que juega un papel crucial la comunicación.

Hay un segundo momento histórico importante, y es el momento de fractura, donde América Latina empieza a proponer nuevos horizontes para si misma.

Por último, expuso Alexandra Agudelo, hubo un tercer momento que engloba una crítica al capitalismo infocognitivo o informacional, un momento más protagonizado por la academia. En este tercer momento coexisten las tres tendencias; tensiones y dilemas del imperialismo, nuevos retos en la comunicación y educación y críticas consolidadas al modelo de desarrollo.

 

Alejandra Boni, por su parte, habló de cinco experiencias recopiladas en el libro que responden a esta visión de la educación, comunicación y desarrollo.

La primera es una referencia al papel de las emisoras populares en América Latina a través de la asociación ALER, que plantea divulgar propuestas radiofónicas que promuevan el buen vivir y fomenten el debate.

La segunda, el FEAL, como movimiento social de educadores/as populares. Es interesante, señala la autora, por la necesidad de subrayar la importancia que tiene la educación popular.

En tercer lugar, se rescataron dos leyes. Por un lado, la ley argentina de radiodifusión democrática, que viene a recoger una visión de la comunicación diferente a la que había anteriormente, originada en la dictadura argentina, reconociendo la comunicación como un bien público global. Por el otro lado, una serie de iniciativas venezolanas que reconocen este bien público y educación popular.

La última experiencia de la que habló Alejandra Boni, es la que trata de universidades indígenas. Plantean una propuesta educativa desde otros planteamientos radicalmente diferentes a los que rigen nuestra sociedad, pretendiendo garantizar que estas comunidades puedan llevar a cabo sus propios planes de vida.

 

Javier Surasky, autor del capítulo ‘’Ambiente y desarrollo: de la oposición a la confluencia’’, destacó la importancia que toma el tema del medioambiente en el contexto actual.

El primer elemento interesante sobre este tema consiste en que el acto de conceptualizar sobre la naturaleza hace que deje de ser naturaleza pura para ser un concepto cultural. Por ello, explicó el autor, se habla de ambiente y no naturaleza, ya que entran en juego los roles de poder, marcando los parámetros de lo que se puede o no hablar.

La primera clave de la que habló Javier Surasky de esta concepción es la ruptura entre el discurso hegemónico sobre el ambiente y el planteamiento que se hace desde América Latina. Esto ha resultado en un utilitarismo histórico de los saberes surgidos en América Latina; se extraen los conceptos productivos y útiles para estos poderes occidentales y se sepultan los que no.

Por lo tanto, destacó el profesor, la lógica del pensamiento que solucionará el problema del medioambiente será a través de este de conocimiento de América Latina que no fue completamente sepultado, y la propia ciencia ha demostrado que la concepción empleada históricamente por Occidente nos está conduciendo al desastre.

Este planteamiento, concluyó Javier Surasky, va a resultar en que los enfoques biocéntricos van a ganar lugar desde dos grandes fuentes de conocimiento divergente al tradicional. Una más institucionalizada, que tiene que ver con el reposicionamiento de la CEPAL, en la que se plantea el desarrollo desde un gran salto ambiental, con la revalorización de los recursos naturales. Y una segunda fuente, que viene desde las organizaciones de la sociedad civil, concretamente desde los pueblos originarios.

 

Cerrando la ronda de ponencias, María del Carmen Villarreal planteó algunas conclusiones sobre la experiencia que deja la realización de este libro. Y es que el pensamiento latinoamericano sobre el desarrollo aglutina aportaciones desde muchos ámbitos, es un pensamiento muy rico que a su vez se alimenta constantemente de la práctica. Este pensamiento es esencial por su rechazo a la concepción hegemónica de desarrollo y el planteamiento de alternativas al mismo.

Por otra parte, a pesar de que de existe este pensamiento en América Latina, también existe disputa, ya que es una región en la que el desarrollo de matiz extractivista avanza con mucha fuerza y conlleva muchas consecuencias negativas.

 

Tahina Ojeda, por su parte, hizo una aportación sobre cómo el panorama actual ha permitido que algunas de estas ideas tomen importancia, pero que todavía no son tomadas como la clave central para el futuro. La región latinoamericana sufre la vuelta a visiones muy ortodoxas sobre el desarrollo, ideas políticas, problemas sociales…

Hay un debate abierto, sin embargo, desde el punto de vista político, es necesario un avance para dejar de criminalizar el pensamiento crítico y poder llevar a cabo las prácticas que requiere sin riesgo para la integridad de las personas.

De la misma forma, Tahina Ojeda anima a que se sumen esfuerzos, se consolide esta línea de pensamiento, y se incremente la difusión de este conocimiento desde todos los espacios de producción de conocimiento.

 

Finalmente, las autoras agradecen la participación, tanto en el libro como en las jornadas, de todos los participantes. Los espacios de resistencia, debate y producción de conocimiento son esenciales en este momento, y en este sentido estas jornadas han sido realmente fructíferas.

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