El próximo diciembre, por primera vez en su historia, nuestro país acogerá la Conferencia de las Partes (COP), órgano de decisión de la Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (UNFCCC por sus siglas en inglés).

La vigésimo quinta reunión (COP25), que se llevará a cabo entre el 2 y 13 de diciembre en Madrid puede marcar un hito en la lucha contra el cambio climático. En esta cumbre está en juego la aprobación del Acuerdo de París (2015), que supondría poner en marcha el primer pacto mundial vinculante en defensa del clima. La COP25-Madrid buscará establecer las garantías necesarias para que entren vigor las medidas nacionales necesarias para luchar contra el calentamiento global y el cambio climático. El conocimiento generado en torno a sus consecuencias y la evidencia empírica acumulada hasta el momento señalan de manera inequívoca la necesidad de actuar de manera urgente, coordinada y transversal desde todas las instancias e instituciones nacionales e internacionales. La ciudadanía exige acciones concretas en el corto y en el largo plazo, y las universidades públicas tenemos la obligación de participar y ser protagonistas en el diseño de la respuesta a esta legítima demanda.

Desde el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid (IUDC-UCM) consideramos que la Convención marco sobre el clima de Madrid es una oportunidad única para que gobiernos, instituciones y sociedad civil de todo el mundo cooperen para combatir y reducir los efectos del aumento de la temperatura global. La COP25-Madrid también debería suponer una oportunidad para nuestro país, ya que España es uno de los países de Europa con mayor vulnerabilidad al cambio climático.

Por tanto, animamos a nuestras instituciones y, en especial, al gobierno del estado, a liderar las negociaciones de la convención con el propósito de generar el consenso necesario entre las partes participantes para poner definitivamente en marcha el Acuerdo de París (2015). Para ello, España debe diseñar y ejecutar proyectos e iniciativas nacionales e internacionales que incluyan, entre otras, la des-carbonización de la economía, la eliminación de los plásticos de un solo uso, el uso de soluciones urbanísticas basadas en la naturaleza, la protección de la biodiversidad y la economía circular. Estos proyectos se beneficiarían de una estrategia de desarrollo y cooperación nacional e internacional, del establecimiento de alianzas y de estrategias para la gobernanza que contribuyan a alcanzar el objetivo de un desarrollo sostenible en el marco de la Agenda 2030.