A partir del período bajoimperial proseguirán los productos cerámicos de importación, como las cerámicas africanas -terra sigillata clara- y gálicas -terra sigillata clara B, lucente y sigillata gálica tardía-. Se trata, principalmente, de piezas de vajilla de mesa y lucernas. En el repertorio formal los alfareros hispanos de la terra sigillata tardía copiarán de las producciones africanas y gálicas los perfiles de los recipientes, las grandes fuentes y los motivos decorativos estampillados, así como la ornamentación distribuida en la pared exterior y en el borde horizontal plano de la gálica tardía gris y la del fondo interior de la africana.

Otro grupo de producciones está formado por las ánforas tardorromanas, de origen africano y del mediterráneo oriental pero también del sur y sureste peninsular e ibicenco, que dan cuenta del comercio marítimo de aceite, salazones y vino entre los siglos III al VII.

Entre la cerámica común, se encuentran formas de la cerámica pintada tardorromana junto a piezas elaboradas a torno lento, e incluso a mano, para su uso en la mesa y en la cocina.