Proyectos de Innovación

Contra[entre]vista #8

  


Sinopsis

PLAN DE FUGA. CRÓNICA DE UN SECUESTRO PAUTADO

Aquella tarde parecía como cualquiera. Un montón de jóvenes merodeaban por las inmediaciones de los pabellones de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Pero en aquella tarde de mayo de 2022 tuvo lugar un acto sin precedentes.

15:30. Avelino Sala, artista conceptual y referente del arte como resistencia política, acude docil y puntualmente al lugar que le hemos indicado. Sin referencias espaciales y sin poder identificar facialmente a quienes se acercan a él, es encapuchado con un saco de café y atado con cinta aislante por las muñecas; la misma que él usaba para construir sus piezas. Sus bigotudas secuestradoras portan pasamontañas y vestidos de colores. Se divierten citando visualmente su obra Evolución del sombrero de Panama (2015).

15:42. Le custodian hasta el acceso trasero del edificio principal. Quizás resulte inverosímil, pero nadie se percata de que el artista está siendo secuestrado. Avelino se muestra colaborador en todo momento, incluso jocoso. Durante el traslado en ascensor llegan aplausos desde algún lugar que se mezclan con el sonido de los walkie-talkies. Un estudiante intercepta momentáneamente la operación pero no logra identificar a nadie.

15:49. Avelino es trasladado al interior de un espacio de alta protección en la cuarta planta. Guiado por un instinto de supervivencia, intenta encontrar imágenes de águilas imperiales en el edificio. Relata detalladamente hechos del pasado: Gijón, el Mc Donalds de Oporto, la necesidad de liberar a otras águilas imperiales ocultas. Durante su tiempo en cautividad confiesa una duda existencial: le gustaría saber cuántos años más estará Borja-Villel dirigiendo el Reina Sofía. No tenemos respuesta.

16:08. Avelino confiesa que el baño le parece el sitio ideal para pensar y, por qué no, también para crear. El arte puede ser transformador en una escala reducida ya que su capacidad de acción es limitada. No obstante, considera que el arte de su generación tiene un componente didáctico.

16: 12. Las contra[entre]vistadoras interrogan al artista sobre el periódico Sublime que coedita con Eugenio Merino. El artista aporta información de primera mano sobre el proceso financiero.

16:20. Como un preso político en la prisión de If, Avelino toma un Edding y deja un mensaje complejo en la pared de azulejos y firma su obra como “el alicatador”. Este registro dura apenas unas horas. Todos los restos del encuentro son meticulosamente eliminados por algún/a agente especializado/a de la Facultad de Bellas Artes, cuya función consiste precisamente en eliminar todas las memorias de los sucesos acaecidos en los baños.

16:27. El equipo se tiene que trasladar urgentemente a otro espacio de alta seguridad en el Edificio anexo. Se constata una tentativa de huida mientras baja las escaleras de la cuarta planta del edificio principal. El incidente es rápidamente atajado y puesto en conocimiento de las agentes contra[entre]vistadoras.

16:47. Llega el momento de la verdad. Avelino comparte su apegó emocional por ciertas piezas producidas. Con un tinte de mirada melancólica expone que si tuviera que despedirse de sus obras le gustaría realizar un festival vikingo en la playa de Gijón (a nivel de la escalera 12 para mayor precisión) junto a todxs sus amigxs artistas. La conservación de sus piezas más allá de su propia vida no le interesa demasiado.

17:03. A través de la transgresión consigue que lo imposible ingrese en lo desconocido cuestionándonos los límites impuestos. Avelino es consecuentemente liberado.

 

Texto: Irene Lara


Créditos

Fecha de realización: 04/05/2022

Localización: Facultad de Bellas Artes, Universidad Complutense de Madrid.

Artista entrevistado: Avelino Sala

Entrevistadoras: Irene Lara Sanz y Guiomar Rodríguez

Modificador: Julián Recchia

Documentación fotográfica: Esther Moñivas y Marta Collado

Documentación en vídeo: Esther Moñivas y Marta Collado

Edición del vídeo: Julio González

Edición foto: Marta Collado

Audio: Guiomar Rodríguez