Proyectos de Investigación

La Necrópolis del Toro (Alcubillas, Ciudad Real) es un área cementerial monumentalizada oretana que se localiza en la margen septentrional del río Jabalón. Se ubicó sobre una terraza de suelos arcillosos desde la que no se divisa el cauce del río, pero sí su amplio valle fluvial, que transita en dirección E-W a 250 m al sur. A lo largo de esta terraza discurre un camino histórico que cruza la comarca de este a oeste; la necrópolis se sitúa, por tanto, junto a una importante vía de comunicación. No más de 140 km separa este yacimiento del lugar del hallazgo del monumento turriforme de Pozo Moro (Hoya Gonzalo, Albacete), con el que puede estar alineada cronológicamente la Necrópolis del Toro. Se estima que este yacimiento podría alcanzar los 8.000 m2, a tenor de la dispersión de materiales en superficie y las prospecciones geofísicas realizadas. Sólo una pequeñísima parte ha sido investigada, arrojando unos materiales excepcionales.

En 1985 se descubrió en esta necrópolis un fragmento de escultura de bulto redondo tallada en arenisca ferruginosa. Correspondía a la cabeza y los prótomos delanteros de un toro en posición erguida. Esta pieza fue fechada en su momento en el siglo IV a.C. Gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas hoy sabemos que esta escultura formaba parte de uno de los monumentos funerarios que se erigieron en el lugar entre los siglos VI-V a.C.

Toro de Alcubillas (Fotografía: José Luis Fuentes).

En el yacimiento se habían extraído a comienzos del siglo XXI sin autorización de la Administración competente y de forma no profesional cerámicas a mano con decoración pintada geométrica del Bronce Final estilo Meseta. El hallazgo, que terminó depositado en el Museo de Ciudad Real por nuestra mediación, se concreta en dos tipos de cerámicas con motivos decorativos geométricos: bícromas, en rojo y amarillo sobre fondo oscuro, y monócromas, en amarillo igualmente sobre fondo oscuro. Pudimos recuperar 12 fragmentos y una pieza completa, procedentes de un contexto funerario expoliado unos años antes. La cronología conferida a estas producciones bícromas y monócromas del estilo Meseta están en consonancia con las dataciones obtenidas en oppida del Alto Guadiana, fechadas entre mediados y finales del siglo VII a.C. prolongándose incluso, aunque de manera residual, durante el siglo VI a.C.

Entre los años 2016-2017 se llevaron a cabo dos campañas de control arqueológico preventivo para determinar el impacto de unos movimientos de tierras previstos en un olivar. Se excavaron 10 sondeos en disposición aleatoria, algunos con medidas variables que afectaron a un área excavada total de 90,84 m2; un muestreo mínimo de apenas el 0,09% de la superficie del yacimiento. Los datos obtenidos en esta pequeña muestra revelan el enorme potencial arqueológico de esta necrópolis oretana de cremación con horizonte cultural orientalizante.

La necrópolis se asienta a una altitud de 797,60 m. En esta cota el suelo es básicamente arcilloso y plano, facilitando la explotación agrícola de monocultivo extensivo de vid entre los años 50-60 del siglo XX. En la década de los de los años 70-80 estos viñedos fueron paulatinamente sustituidos por olivar. Esta actividad ha sido documentada en la UE-1 general del yacimiento (797,56 m), así como en la UE-2 (797,30 m), en la se manifiestan los surcos de los arados y las roturaciones sucesivas del terreno, con fallas ocasionadas por los agujeros de los troncos de las viñas.

En la necrópolis documentamos 12 sepulturas en fosa. Entre los materiales arqueológicos recuperados destacan fragmentos escultóricos antropomorfos (relieve o cabeza de varón), zoomorfos (pezuñas de bóvidos y cañas de equino, cuerpo de felino), vegetales (roleos y ovas), arquitectónicas (fragmentos de gola, columna helicoidal).

Los objetos de ajuar de estas tumbas aristocráticas se hallaban muy fragmentados y mezclados juntos con los restos de las esculturas funerarias. Destacan cuentas oculadas geminadas y ungüentarios de pasta vítrea púnica, una crátera de campana de figuras rojas que representa al mito de Hermes y Afrodita, fragmentos de kylix áticos y piezas de toréutica animal en bronce perteneciente a un thymaterium. En su conjunto, estas piezas revelan en esta necrópolis un horizonte cultural orientalizante fechable entre los siglos VIII al V a.C.

Las investigaciones arqueológicas en esta necrópolis están dirigidas por Luis Benítez de Lugo Enrich (UCM)  y José Luis Fuentes Sánchez (Oppida s.l.).