14 JUL 2016 - 10:46 CET

1. Comienza un nuevo hobbie:

   Durante el año es complicado encontrar tiempo para empezar esa actividad que siempre quisiste hacer (pintar con acuarelas, aprender origami, empezar a practicar con malabares, iniciarme en la meditación o retomar las manualidades de ArtAttac). Las vacaciones son una buena oportunidad: selecciona tu meta, prepara lo necesario para llevarla a cabo y fija un momento para iniciarla.

2. Mueve el esqueleto:

   El deporte tiene un efecto positivo en el cerebro, ya que el 25% de la sangre y nutrientes de cada latido va directo a nuestro encéfalo. Si ya lo practicas durante el año prueba a cambiar de escenario: en la piscina, en la playa o al aire libre. Si no tienes un deporte favorito quizás puedas probar actividades nuevas, atrévete.
   
   

3. ¡Vete al pueblo!

   Son fechas de descanso, pero también de celebración y verbenas. Si tienes pueblo aprovecha y regresa a las raíces por unos días. Si no es tu caso, siempre puedes optar por el turismo rural. De cualquier forma, respirar aire fresco, conocer rincones perdidos o bailar un pasodoble en la plaza activan nuestras emociones positivas y estimulan nuestro cerebro de forma diferente.

4. Desconecta(te):

   Apaga o acota el uso de tu Smartphone, Tablet, portátil, reloj inteligente, etc. Tómate un descanso tecnológico y vive tus vacaciones con atención plena a todo aquello que te rodea. Establece rutinas más relajadas, tu cerebro te lo agradecerá.
   
   

5. Diviértete con otros:

   El ser humano es un animal social y necesita relacionarse. Compartir pensamientos, ideas, momentos y experiencias con tus personas más cercanas o simplemente jugar con ellas estimula nuestro cerebro y promueve el bienestar.