Exigimos a la Universidad Complutense que rompa relaciones con las universidades de Israel y se adhiera al movimiento internacional boicot, desinversiones y sanciones contra el Estado Sionista de Israel
23 oct 2023 - 08:38 CET
Los recientes acontecimientos en Israel y Palestina vuelven a poner el foco de toda la Humanidad en Oriente Próximo y en un conflicto larvado desde hace más de siete décadas.
Un conflicto abierto cuyo responsable último es el Estado de Israel y su proyecto basado en décadas de ocupación ilegal, y limpieza étnica con el objetivo de colonizar el territorio y expulsar a su población árabe. Hoy que estamos a las puertas de una catástrofe, debemos tener presente que la Nakba causó en su momento el desplazamiento forzoso de más de la mitad de la población palestina. Alrededor de 750.000 palestinos fueron expulsados de sus casas y más de 600 pueblos y ciudades palestinas quedaron arrasadas para que nadie se atreviera a volver. Este éxodo es la crisis de refugiados más larga de la historia contemporánea. Desde entonces, el plan de desposesión territorial del Estado de Israel ha conseguido arrebatar a los palestinos más del 70% de su territorio por la sistemática ocupación ilegal y continuada a pesar de todas las resoluciones de Naciones Unidas.
Así también Cisjordania sigue cercada por un muro de la vergüenza que ha creado un sistema de segregación que separa a las familias de su centro de trabajo y a los campesinos de sus tierras. Segregación y éxodo para miles de palestinos sumado a un régimen de apartheid que priva a la población palestina de derechos políticos, económicos, sociales y culturales, y les hace impracticable una vida cotidiana digna. La situación es extrema en Gaza desde hace años, donde más de dos millones de personas viven cercadas por tierra, mar y aire en una verdadera cárcel a cielo abierto donde Israel no sólo controla la entrada o salida de personas, sino que también raciona el abastecimiento de luz, combustible, agua y alimentos. Hoy son, de nuevo, expulsadas y bombardeadas de forma dramática, incumpliéndose cualquier medida de tipo humanitaria, sufriendo crímenes de guerra de primer orden y violaciones del derecho internacional que se realizan con la complicidad de las potencias capitalistas. En lo que parece una segunda etapa de la Nakba de mayores dimensiones que la perpetrada en 1948, la mal llamada evacuación de la población es realmente un éxodo que arrojaría a la población de Gaza al desierto del Sinaí egipcio si la movilización social en Europa y EEUU no lo impide. Lejos de aceptar esta situación, el pueblo palestino se rebela periódicamente contra la colonización y el exterminio , y contra todas las humillaciones cotidianas que sufren . Señalamos directamente al estado colonial-militar de Israel como único responsable de esta situación de extrema violencia estructural, colonial y racista y reivindicamos el derecho del pueblo palestino a la auto-defensa y su auto-determinación.
Hoy, cuando la mal llamada comunidad internacional es cómplice de la barbarie, la esperanza está en una gran movilización de las fuerzas populares que se opongan con contundencia al colonialismo del Estado de Israel y le exijan poner fin a sus crímenes y rendir cuenta por ellos.
Por todo lo expuesto, creemos que las universidades no pueden permanecer al margen de esta situación y deben volcarse en la solidaridad con el pueblo palestino y denuciar el régimen colonialista de Israel y su política de apartheid. Por eso, desde CGT-UCM hacemos un llamamiento y animamos a la comunidad universitaria a organizar y participar en cuantas acciones de denuncia y protesta se convoquen en solidaridad con el pueblo palestino. Históricamente, las universidades han sido un espacio para la movilización activa contra las guerras y para denunciar la opresión y la masacre de los pueblos. No podemos ni debemos permanecer ajenos, en nuestras Facultades, a las imágenes de terror de un genocidio en directo a las que estamos asistiendo los últimos días.
Del mismo modo, exigimos a la Universidad Complutense que rompa relaciones y cancele de forma inmediata los diferentes convenios y acuerdos de distinto tipo que mantiene con las Universidades del Estado de Israel y se adhiera de forma activa a la campaña internacional de boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra la política genocida de Israel y que sirva para la deslegitimación definitiva de su política genocida y de apartheid sobre el pueblo palestino.
Hacemos un llamamiento al conjunto de la comunidad universitaria para que esta solidaridad y la adhesión al BDS se haga extensible a todas las Facultades, Escuelas, Institutos, Departamentos, Consejos y demás instancias de la UCM.
¡NO ES UNA GUERRA, ES UN GENOCIDIO!