Grupos de investigación

Visiones del cosmos

Mirar hacia el cielo ha sido una constante en la historia de la Humanidad. Observar las estrellas, analizar los cuerpos celestes y preguntarse por su naturaleza, ha formado parte de nuestras inquietudes y motivaciones para ampliar el conocimiento de nuestro mundo y del sistema del que formamos parte. Para comprenderlo mejor y poder estudiarlo, se desarrollaron fórmulas de representación del universo, algunas esquemáticas y con un fuerte contenido simbólico, otras precisas y detalladas, todas ellas fundamentales para el avance del pensamiento científico. Además de los planetas y las constelaciones, aparecieron los cometas y otros cuerpos luminosos que surcaban un cielo cada vez más complejo.

Con la invención del telescopio en el siglo XVII, la manera de observar y de representar el firmamento se vio profundamente transformada, cuestionando el modelo geocéntrico que había regido desde la Antigüedad y abriendo paso a nuevas fórmulas de codificación visual del cosmos. Esta mirada renovada supo distinguir y reproducir detalles que hasta entonces no habían tenido cabida en nuestra imaginación, como las manchas solares observadas por Galileo.

 

JOHANNES DE SACROBOSCO, c. 1195 - c. 1256

Sphaera mundi

Venetiis : [Bonetus Locatellus] : impens. Octaviani Scoti, 4 octubre, 1490

BH INC FL-140(1)

Sacrobosco se inspiró en el Almagesto de Ptolomeo para hacer un manual de astronomía que incorporase las nociones fundamentales para la observación y comprensión del firmamento. Esta obra realizada hacia 1230 fue publicada en 1472 en Ferrara alcanzando un éxito rotundo. En esta edición encontramos una hermosa portada en la que la Astronomía, con un astrolabio y una esfera armilar, está flanqueada por Ptolomeo y la musa Urania.

 

ARISTÓTELES, 384-322 a.C 

De caelo et mundo 

Venetiis: Bonetus Locatellu : impens. Octaviani Scoti, 18 agosto, 1495

BH INC FL-26(1)

En esta obra Aristóteles planteó las líneas principales de su teoría cosmológica y sentó las bases del desarrollo de la astronomía hasta el siglo XVI. En su visión del cosmos, la Tierra se encontraba inmóvil en el centro de una estructura de esferas concéntricas en las que se desplazaban los planetas, y cerrada  por la esfera de las estrellas fijas.

 

NICOLAUS COPERNICUS, 1473-1543

De reuolutionibus orbium coelestium libri VI

Basileae: Officina Henricpetrina, 1566

BH FLL 12231

Copérnico revolucionó la visión, y la comprensión, del cosmos con su teoría heliocéntrica, publicada por primera vez en 1543, en Nuremberg. En ella proponía un modelo en el que el Sol desplazaba a la Tierra como centro del universo, transformando por completo la concepción del cosmos vigente hasta ese momento.

 

TYCHO BRAHE, 1546-1601

Opera omnia, sive Astronomiae instauratae progymnasmata [...] 

Francofurti: impensis Ioannis Godofredi Schönvvetten, 1648

BH DER 15336

Tycho Brahe propuso un modelo mixto del cosmos que expuso en esta obra. Ideó un universo en el que la Tierra inmóvil seguía ocupando el centro y  el Sol giraba alrededor de ella, mientras que el resto de planetas lo hacían en torno al Sol. Además, sus observaciones del gran cometa de 1577, que localizó más allá de la Luna,  descartaron la inmutabilidad del cosmos.

 

GIOVANNI BATTISTA RICCIOLIO, 1598-1671

Almagestum novum astronomiam veterem novamque complectens observationibus [...]

Bononiae: ex typographia Haeredis Victorii Benatij, 1651

BH DER 15386

Este astrónomo de la Compañía de Jesús fue uno de los primeros científicos en estudiar la Luna de manera sistemática y presentar un tratado actualizado de astronomía. En la portada de esta obra nos muestra el modelo aristotélico desplazado del debate científico y la pugna vigente entre el modelo heliocéntrico copernicano y el sistema híbrido de Tycho Brahe.  

 

GALILEO GALILEI, 1564-1642

Istoria e dimostrazioni intorno alle macchie solari e loro accidenti […] 

In Roma : Appresso Giacomo Mascardi, MDCXIII [1613]

BH FLL 21272

Galileo pudo observar el Sol con un telescopio y estudiar las manchas de su superficie, representadas en esta sorprendente ilustración. Tal afirmación entraba en conflicto con los postulados vigentes hasta el momento y fue rechazada por otros científicos como Christoph Scheiner (1573-1650), quien le quiso rebatir en tres famosas cartas firmadas con el pseudónimo de Apeles.