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Noticias - Escuela de Aprendizaje y Servicio sobre Bilingüismo y Aprendizaje del Inglés

El inglés como un bien (English as a commodity)

Autor: Dr. Daniel Martín González

12 oct 2022 - 12:01 CET

“No solo de pan vivirá el hombre” (Evangelio de Mateo 4:4). Eso decía aquel famoso dicho bíblico; y es que el ser humano es el único ser vivo capaz de renunciar a sus instintos más básicos (hambre, sed, sexo y sueño) por otras cuestiones como principios ideológicos (por ejemplo, ayunar por religión o la abstinencia sexual por creencias particulares) o asuntos más banales como poder terminar ese último episodio de MasterChef que tan tarde acaba, aunque al día siguiente se deba madrugar para ir al trabajo.

La sociedad moderna es, por tanto, dependiente de diferentes necesidades no tan básicas para su supervivencia, pero que sí son claves para su integración social o para proveer su sustento. El trabajo es intrínseco al ser humano a día de hoy. Forma parte de nuestra cultura popular, y diferentes artistas han dedicado canciones al trabajo; desde la mítica Donna Summer en “She works hard for the money” (“It’s a sacrifice working day to day for little money” / “Es un sacrificio trabajar cada día por poco dinero”) hasta el propio Melendi en “Vuelvo a traficar” (“si el trabajo dignifica o deja de dignificar, a mí qué más me da”). Y es que, volviendo a los dichos bíblicos, Dios ya condenó al hombre a ganarse el pan con el sudor de su frente (Génesis 3:19).

 

¿En qué sentido es el inglés un bien?

El mundo económico permea cada aspecto de nuestra vida y es inherente a lo que somos hasta el punto de que algunos consideran que moldea nuestra personalidad (“Dime de qué trabajas y te diré quién eres”). Aquí el inglés juega un papel fundamental, y se considera esencial para la obtención de un trabajo no solo en aquellos países donde se habla como lengua materna, sino en cualquier lugar del mundo.

En el mundo actual, las lenguas tienen un valor económico potencial, es decir, posibilitan aumentar el salario. El inglés es cada vez más usado en el mundo de los negocios, y es raro ya encontrar un puesto laboral donde no se demande un mínimo de conocimiento en dicha lengua extranjera. No solo en España, sino en países de todo el mundo, se está favoreciendo el uso de una lengua que no es propia, y gana más prestigio por su valor capital inherente. Por ello, el inglés es visto ya no solo como una habilidad, sino como un bien o capital cultural que puede ser intercambiable por un valor económico en el mercado laboral global.

 

¿Y el español no tiene ningún valor?

Con tanta academia de inglés en España, algunos piensan que se habla poco de la importancia del español. De hecho, muchas de nuestras hijas e hijos cursan asignaturas como historia de España o geografía en inglés, y algunas madres y padres temen que sus hijos aprendan peor dichos contenidos en comparación a quienes lo estudian en su lengua materna; o peor incluso, que su conocimiento del español se resienta.

Por un lado, el estudio de lenguas extranjeras no es una moda ni el capricho del gobierno de turno. En el año 1995, la Comisión Europea publicó el Libro Blanco: Enseñar y Aprender, que planteaba una sociedad en continuo aprendizaje y ya recogía una ambiciosa iniciativa lingüística que consistía en que todos los ciudadanos europeos fueran capaces de desenvolverse en tres idiomas europeos además de su propia lengua materna. La razón principal para tal reto era que los ciudadanos podrían así beneficiarse de las oportunidades educativas y laborales que ofrecían los países de la unión. Unos años después, el Consejo de Europa publicaría el famoso Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación (2001), que unifica las “directrices para el aprendizaje y la enseñanza de lenguas dentro del contexto europeo” (Marco Común). Este documento, de suma utilidad, es usado por profesores, investigadores y estudiantes para conocer el nivel del idioma estudiado (tradicionalmente dividido en principiante o usuario básico, intermedio o usuario independiente y avanzado o usuario competente).

Por otro lado, debemos entender que no se renuncia a la explicación de ciertos contenidos educativos básicos en español en primaria, secundaria o universidad porque se infravalore el valor cultural o laboral de nuestra lengua materna. De hecho, según el Instituto Cervantes, en torno a 97 millones de personas hablan español sin ser nativos, se estudia en 110 países y es el tercer idioma más hablado en internet. Sin embargo, la educación bilingüe (español-inglés) es clave para la formación de futuros empleados que puedan competir en un mercado internacional donde el desconocimiento del inglés supondría la anulación completa de la persona como candidato a cualquier puesto laboral.

 

El inglés como un bien (cultural)

Aprender inglés y alcanzar un nivel de usuario competente aporta numerosos potenciales beneficios económicos, hasta el punto de que muchos lo consideran un bien como si fuera una mercancía intercambiable o vendible en un mercado. Sin embargo, el mero hecho de aprender tiene un valor puramente intrínseco en sí mismo, y muchos no necesitamos una mejor excusa que simplemente ejercitar nuestros cerebros y seguir aprendiendo cada día.

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