Proyectos de Investigación

El proyecto en unas líneas

Al-Andalus se ha convertido en un potente referente estratégico que se hace presente en la actualidad no sólo desde el arte, la ciencia y la historia, sino también desde la gestión del patrimonio, importante dinamizador económico y social, y desde las relaciones internacionales, dado el creciente interés por diseñar vías de diálogo intercultural. La situación actual de conflictos bélicos y la consecuente destrucción del arte   islámico en muchos países se contrapone a la imagen, a menudo idealizada, que se ha ido construyendo de al-Andalus, cuyos conjuntos monumentales, la Córdoba omeya, la Sevilla almohade o la Granada nazarí, se   han convertido en una referencia cultural universal tal como ha reconocido una vez más la UNESCO recientemente (Madinat al-Zahra en 2018).

Este proyecto, compuesto por un equipo multidisciplinar, tiene entre sus desafíos la reconstrucción de los contextos de los que al-Andalus formó parte: el Islam, el Mediterráneo y Occidente.

Los avatares historiográficos de los últimos tres siglos han provocado el olvido o, en el mejor de los casos, la reducción de esos contextos. El estudio de las distintas formas de patrimonio andalusí evidencia su estrecha interconexión con el resto de Europa, el norte de África y el Mediterráneo. Viajeros, sabios, estudiantes, peregrinos y comerciantes, junto a los objetos que traían y llevaban, recorrían de manera constante las aguas y las orillas de un Mediterráneo abierto, rutas que unían al-Andalus con Bizancio, Siria, Egipto, Sicilia, el sur de Italia y el Magreb.

Este proyecto quiere incidir particularmente en las fructíferas relaciones que al-Andalus mantuvo con Siria y Egipto, territorios que durante siglos conformaron un único espacio desde el punto de vista cultural y artístico.

Se trata de un proyecto centrado no sólo en el estudio del pasado, dado que sus objetivos incluyen también aspectos relativos al presente y el futuro. La realidad actual, que ha convertido el Mediterráneo abierto del pasado en un mar oscurecido y cerrado por el conflicto, los refugiados y las barreras, plantea el reto de mostrar la riqueza y diversidad de la cultura islámica, de la que al-Andalus constituye uno de sus pilares.

El patrimonio cultural en todas sus manifestaciones, así como el legado científico son excelentes ejemplos de la aportación del Islam a la cultura universal.

Es asimismo necesario reflexionar sobre los paradigmas teóricos de la disciplina, sobre la imagen que a lo largo de los siglos XVIII y XIX Occidente ha construido de Oriente partiendo de discursos románticos y orientalistas o de las fracturas derivadas de la descolonización. Es evidente que la comprensión del arte y los “lugares de memoria” no pueden ser sólo los construidos desde Occidente, como las amables ruinas arqueológicas surgidas a lo largo del siglo XX.

Deben tenerse en cuenta las actitudes y los valores identitarios de las sociedades implicadas, tanto en el pasado, como muestran los relatos de viajeros y peregrinos, como en el presente, cuando las ruinas son una consecuencia traumática del conflicto, son imprevistas y deliberadas.

Los nuevos discursos históricos, de género, diversidad y multiculturalidad que hoy ponen en práctica los museos de todo el mundo tienen a menudo una cuenta pendiente con el enfoque dado al arte islámico y al andalusí.

El estudio y puesta en valor del patrimonio islámico debería convertirse en un instrumento de revalorización cultural, de desarrollo sociocultural y de regeneración económica para fomentar la cultura de la paz. 


Mezquita de Córdoba.

Naves fase Abd al Rahman I. 


Candil de bronce califal. s. X. Lietor (Albacete)


Madrasa del Sultán Hassan. 1356-63.

Cairo (Egipto)