“La burbuja del emprendimiento es una trampa”

5 julio Marina Subirats Catedrática emérita de Sociología. UAB
Disparidades de género y mercado de trabajo

El balance de Subirats es claro: “en la disparidad de género frente al trabajo no sólo no estamos avanzando, sino que estamos retrocediendo”. Aunque no es fácil de evaluar, “en la etapa de la crisis tenemos gran cantidad de trabajo en negro, no emergido” que se suma al trabajo doméstico y a que “las mujeres tienen más contratos a tiempo parcial y temporales”.

La desigualdad se mide también en “los puestos de dirección. A pesar de que las mujeres suponen el 51% de los titulados superiores  y el 44% de la fuerza laboral, tan solo ocupan el 21% de los cargos directivos en empresas”, explica Marina Subirats. Y alerta de que con el encarecimiento de las matrículas universitarias y la crisis “empieza a bajar el número de estudiantes matriculados y mi hipótesis es que baje más entre las mujeres que entre los hombres”.

 

Para Subirats, aunque “estamos viendo las primeras alcaldesas de ciudades importantes, todavía no hemos visto una presidenta” y resalta que alcanzar los primeros puestos es todavía difícil.

Subirats se muestra crítica con la panacea del emprendimiento en relación a las mujeres y a la población en general: “La burbuja del emprendimiento es una trampa. Desde la escuela ya te hemos dicho que lo mejor es que emprendas, así o te mueves tú o si no…”, el mensaje que se desprende es que si tú no tienes trabajo es por tu culpa, explica. En el caso femenino, “muchas de las emprendedoras constituyen pequeñísimas empresas, creadas muchas veces sin capital, con un esfuerzo tremendo. Cualquier problema se resuelve a base de trabajo no pagado, con autoexplotación”.

Hay una segunda disparidad más ignorada según Subirats,”los trabajos pagados son considerados “masculinos”. Al pasar a ser pagados trabajos que no lo eran, baja el número de personas que trabajan en los trabajos invisibles (tareas domésticas, cuidados, ligados a la maternidad,a la atención sexual a los hombres) y ahí llegan las mujeres del tercer mundo. Ha habido una entrada de mujeres más pobres en los trabajos invisibles”

La solución para Subirats es “una división horizontal del trabajo para hombres y para mujeres, cada persona tiene que hacer una parte del trabajo pagado y otra parte del trabajo no pagado”.  Cree que una renta básica “puede consolidar posiciones de marginación que excluyen del mercado de trabajo- otra cosa es dar soluciones-, puede desmovilizar a la gente más débil”. Por otra parte, “llevar a la esfera del trabajo pagado los cuidados rompe vínculos. Hay que valorar el trabajo considerado “femenino” y la entrada de los hombres en el trabajo considerado “femenino” es la única manera de solucionar una serie de problemas que hoy tenemos”, concluye. Porque desde su experiencia, “una de las tareas del feminismo hoy en día es revalorizar lo femenino, no para volver a ello nosotras sino para universalizarlo”.