19 OCT 2020 - 11:54 CET

La cultura corporativa es la manera de percibir y actuar que los empleados de una organización comparten a lo largo del tiempo. Es decir, el marco de percepción que ayuda a entender cómo se hacen las cosas en esa empresa. Hay que observar esas creencias como respuestas aprendidas de los empleados a los problemas de supervivencia ante su entorno externo y sus problemas de integración interna. En consecuencia, en todo proceso de instauración, mantenimiento, refuerzo o cambio de cultura corporativa se necesita información de calidad para crear el conocimiento necesario y para instalar un sistema de aprendizaje continuo que ayude a la organización a alcanzar sus objetivos, tanto los comerciales como los corporativos.

La gestión del conocimiento es el valor que define a una marca y que la distingue en el mercado. Lo que diferencia a Google, a Nike, a Mercedes Benz o a cualquier otra marca de sus competidores es el uso que hacen del conocimiento que tienen, cómo lo utilizan. La gestión del conocimiento es un valor estratégico, es el valor más preciado, pues definirá la estructura organizativa de la compañía y habilitará un escenario desde donde se hará posible su gestión corporativa. La función directiva de la comunicación se ubica en la planificación y gestión de los flujos de información que se dan en los diferentes departamentos y unidades laborales de cualquier organización, así como en orientar esos flujos de información para que el conocimiento resultante sea aprovechado de cara a una mejor comprensión de los contextos externos e internos. Sólo así, el director de comunicación podrá demostrar eficacia suficiente y estar sentado con voz y voto en los consejos de administración. La comunicación corporativa debe saber alimentar a los cerebros organizacionales en la toma de decisiones inteligentes y provechosas.