Cédula de comunión
Pequeño impreso que se daba al fiel como justificante de que había comulgado, y que le habilitaba para recibir la comunión.
Su posesión era obligatoria para que los fieles justificaran que habían comulgado (obligación al menos una vez al año en cuaresma), y así poder hacerlo de nuevo, previa justificación de la confesión. Se conocen, al menos, desde el siglo XVII, hasta avanzado el XX. Son impresos, que, como las bulas, llegaban a una gran parte de la población.
Las cédulas, eran de pequeño tamaño (de 3x7 a 6x8 cm), se imprimían en un pliego (hacia 60), y se cortaban para ser entregadas al fiel. Impresas solo por una cara, suelen estar enmarcadas por adornos tipográficos, encabezadas por una cruz y con un breve texto que indica que “comulgó” en la iglesia que se cita el año que se indica. A veces se imprimían dejando el año en blanco (186 ), que se ponía al darla. Se conservan pocas, sobre todo metidas en libros de rezo de uso personal.
FRG
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González-Sarasa Hernández, Silvia, Tipología editorial del impreso antiguo español, Madrid, Biblioteca Nacional, 2019, pp. 271-272.