Grupos de investigación

Claudio Rodríguez Fer



Claudio Rodríguez Fer, es oeta, narrador, autor teatral y ensayista en gallego e hispanista en castellano. Reunió su obra lírica en Amores e clamores, su obra narrativa en Contos e descontos y su producción visual y objetual en Cinepoemas y en Corpoética. Recibió, entre otros reconocimientos, el Premio de la Crítica Española por el poemario juvenil Tigres de ternura. Fue publicado en numerosos idiomas y su poema “A cabeleira” puede leerse en 65 lenguas de los 5 continentes: http://www.acabeleira.com/a_cabeleira_multilinge.html. Tradujo al gallego a Emily Dickinson y está traducido al castellano por Tera Blanco de Saracho en Icebergs (Micropoemas reunidos), con dibujos de Eugenio Granell (Del Centro Editores, 2015), y por Olga Novo en Anarquista o nada, con introducción de Lily Litvak (Amargord Ediciones, 2016).

            Es director de la Cátedra Valente de Poesía y Estética de la Universidad de Santiago de Compostela, donde también dirige la revista Moenia, y fue profesor visitante en Universidades de Nueva York, París y Bretaña, donde es Doctor Honoris Causa. Coordina con Carmen Blanco los cuadernos interculturales Unión Libre y publicó, disertó y recitó en numerosos lugares de Europa, América y África. Especializado en la obra de su amigo Valente, elaboró numerosas ediciones de y sobre su poesía, además de recopilar sus Ensayos completos. Así mismo, es autor de libros, ediciones y ensayos sobre Dostoievski, Machado, Borges, Neruda, Cernuda, Goytisolo y muy numerosos autores gallegos (Castelao, Dieste, Fole, Cunqueiro, Pimentel, Granell, etc.).


MÁS ALLÁ

 

Cuando

            nos abrazamos

                                        vamos

a otro mundo

                        donde

nos abrazamos

                           y partimos

a un transmundo

                             donde

nos abrazamos

                           y donde quizá sólo

nos abrazamos.

(De Tigres de ternura, 1981. Traducción de Tera Blanco de Saracho)

 

LA CABELLERA (FRAGMENTOS)

 

Yo nací en un país verde y extremo que vagó errante tras manadas de vacas.

 

Incierto hijo soy de tribus móviles que sólo se detuvieron cuando se les acabó el mundo.

 

No tengo otras raíces que las de la espora ni otra patria habito que la del viento.

 

Me siento de la estirpe de aquellos pueblos nómadas que nunca se constituyeron en estado.

 

Nuestro espíritu conoció el abismo y el sentido telúrico del entorno natural.

 

Nuestra historia es la de un pueblo que perdió el norte y se confundió con bueyes.

 

Pero yo recuperé el norte en medio del naufragio fluyendo sensualmente de la cabellera de la luna.

 

Y la inmensa cabellera es laberinto en el que solamente hablo a quien yo amo.

(De A boca violeta, 1987. Traducción de Olga Novo)

 

 

ADN DEL AMOR Y DEL PLACER

 

El ADN del amor

consiste en la eternidad enamorada,

superadora del tiempo                   

en un espacio cuerpo:

no es genético, pero si genesíaco.

 

Yo no busco pero encuentro y me encuentran

y no sé cual es la escala del código químico,

pues no distingo el cromosoma de una mirada

ni la secuencia de un orgasmo azul

en el núcleo del genoma de la erótica astrofísica.

 

Mas tú que eres tan real como una imagen visionaria

consigues que el dinosaurio ascienda a gata,

la gata a insecto y el insecto a aminoácido.

Y yo soy el diminuto aminoácido formando proteínas

cuando la célula es el órgano cósmico,

el tejido es el texto y la vida es lo infinito

que tiene en cada átomo un protón de poesía.

 

Enseguida comprendí que en tus uñas

crecen los lirios tigre

y que bajo tus pies

vuelan besos mariposa

esparciendo ácido dulce

desoxirribonucleico en vivo.

 

La molécula del amor se compone de una cadena

de cinco elementos substancialmente vitales:

El primero consiste en existir

y no puede darse sin vida.

El segundo consiste en el deseo

y no puede darse sin ti.

El tercero consiste en la entrega

y no puede darse sin ti.

El cuarto consiste en la belleza

y no puede darse sin ti.

El quinto consiste en el conocimiento

y no puede darse sin verdad,

porque existir, tener vida,

es sentir deseo, entregarse sin fin

a conocer todos los mensajes de bioquímica.

 

Esto es el ADN del amor:

potencialidad infinita.

Darlo y recibirlo todo

sin renunciar a nada.

(De ADN do infinito, 2021. Traducción del autor)