Grupos de investigación

Aurora Luque



Aurora Luque. Poeta ante todo y traductora (Almería 1962), disfrutó de una infancia rural en la Alpujarra. Cursó estudios de filología clásica en Granada y tiene fijada su residencia en Málaga, donde ha trabajado como profesora de griego, articulista, editora y gestora cultural (se hizo cargo de la dirección del Centro Generación del 27 desde 2008 a 2011). El mundo clásico, la literatura de mujeres y la traducción de poesía son sus principales líneas de interés.

POESÍA

  • Gavieras (Premio Loewe 2019, Visor, 2020);
  • Orinque (Banda Legendaria 2017);
  • Haikus de Narila. Portuaria (trad. inglesa de E. Cardona, Luces de Gálibo 2017);
  • Los limones absortos. Poemas mediterráneos (trad. italiana de P. Laskaris; prólogo de Chantal Maillard, Fundación Málaga 2016, Premio Estado Crítico 2016).
  • Personal & político (F.J.M.Lara 2015);
  • Cuaderno de Flandes (trad. francesa de Regina L. Muñoz, Ediciones en Huida 2015).
  • La siesta de Epicuro (Premio Generación del 27, Visor 2008);
  • Haikus de Narila (Antigua Imprenta Sur 2005);
  • Camaradas de Ícaro (Visor 2003; trad. griega de A. Pothitou, ed. Gavrielides, Atenas 2015);
  • Transitoria (Premio Andalucía de la Crítica, Renacimiento 1998);
  • Carpe noctem (Visor 1994);
  • Problemas de doblaje (Accésit Adonais, 1990);
  • Hiperiónida (Zumaya, Premio F. G. Lorca UGR 1982).

Antologías: Médula (FCE 2014); Fabricación de las islas (Pre-textos 2014); Carpe amorem (Renacimiento 2007; edición revisada y aumentada en prensa).

TRADUCCIÓN: Safo, Poemas y testimonios (Acantilado 2004; edición aumentada en 2020 que incluye nuevos papiros); Grecorromanas. Lírica superviviente de la Antigüedad clásica, Austral 2020); Si no, el invierno. Fragmentos de Safo (versión de If not, Winter de Anne Carson, Vaso Roto 2019)). Aquel vivir del mar. El mar en la poesía griega (Acantilado 2015); Sonetos y elegías, de Louise Labé (Acantilado 2011); Taeter morbus. Poemas a Lesbia, de Catulo (México 2010); Poemas, de Renée Vivien (Igitur 2007); Poemas y testimonios, de Safo (Acantilado 2004); Los estuches de las células, de María Lainá, en colaboración (Puerta del Mar 2004); Los dados de Eros. Antología de poesía erótica griega (Hiperión 2000); 25 epigramas de Meleagro (Llama de amor viva 1995).

ESTUDIOS LITERARIOS Ediciones de María Rosa de Gálvez (El valor de una ilustrada, Ayto. Málaga 2005, en colaboración; Poesías, CEDMA 2007; Amnón, UMA 2009; y Holocaustos a Minerva F.J.M.L. 2013); de Mercedes Matamoros (El último amor de Safo, Puerta del Mar 2003); de J. M. C. Bonald (Ruido de muchas aguas, Visor 2010). Estudios sobre poesía: Una extraña industria (Universidad de Valladolid 2008)


Las refugiadas, según Esquilo

 

Arena entre los dedos de los pies.

No sabíamos nada de nudos ni de remos.

Aprendimos tareas de aparejo

en las finas arenas del Nilo, frente al mar.

De todas las desgracias

elegimos al menos la más noble,

la de huir libremente.

Viajamos, como Ío,

huyendo de los lechos donde Eros

sembró tábanos, celos, asfixia, propietarios.

La nave es nuestra ágora flotante.

Navegamos en busca de ciudad.

-¿Una ciudad buscáis?

-Oh, sí, la deseamos. Podemos construirla.

Sabemos cómo alzar

los altares. A Atenea naviera

con nuestros labios libres

le rezamos en Rodas.

No crezcan en las casas

cuevas de rudos cíclopes.

Ansiamos buscar fuentes

en las entrañas limpias de la tierra.

Los huertos no los riegue

la sangre del dios Ares.

 

 

Machadiana

 

Estos días azules y este sol de la infancia.

Aquel sol del verano y esta tarde tan gris.

El puente de Collioure y aquella noche negra.

El mar tan transparente y este odio tan turbio.

Aquel amor limón y su olmo seco.

Aquella ciudad pura; esta podrida patria.

Este sol casi azul. Aquella, aquella infancia.

 

 

Mar de Argónida

 

'No estuve nunca allí, dijiste,

nunca regresaré de aquella Atlántida’.

O estuve desde siempre. Navegarte más tarde

fue la duplicación de una existencia

jubilosa y absorta, previvida, 

no sé qué transfusión

de salmo, sueño, sangre de aventura,

de olores subsumidos, deseos encriptados

en no sé qué vehículos del cuerpo.

Los mitos nos enseñan, Medusa, a habitar mares.

Tengo una casa, pero tengo los mares

cuando amo los mitos.

El cieno murmurante bajo el cauce, armazones de redes

clandestinas, diálogos de aves

puras e incandescentes, las arenas absueltas,

libres de orografías y echadas a volar,

a nadar onduladas como carne de ninfas.                                  

                                               Oh, sí, qué vivas siguen

las diosas de las aguas. Todas las extensiones del misterio

las prodigan los vientos oceánicos

o esa cuna de sombras y abismo que se mece

en cada ola cobalto de la tarde.

Las fábulas fascinan porque eligen un barco,

zarpan de puertos viejos, merodean marismas,

escuchan gritos hondos, roban música al mar.

Los limbos de los monstruos,

las cabezas de múltiples Orfeos,

la memoria errabunda de los náufragos,

las criaturas azules nunca vistas,

la locura del hombre mitad isla perdida:

fruta extraña del mar, droga insondable.

 

-Medusa, qué corales nacieron de la sangre

de tu pelo reptil, de la cólera roja de saberte

moribunda y vencida. Medusa, es hora ya

de anular tu mirada de piedra, tus serpientes.

Desencriptar la fábula que hundieron en el fondo,

robar contigo música del mar.

Y aquí, después del canto,

que la mar nos archive en su destino.

 

(Aurora Luque, Gavieras, 2020)