Los primeros catedráticos: institucionalización y consolidación de la Cátedra (1900-1948)
Juan Catalina y García López (1900-1911)
Juan Catalina y García López, historiador y arqueólogo, se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad Central y se tituló en la Escuela Superior de Diplomática. En 1885 ingresó como facultativo en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios; en 1890 fue nombrado académico numerario de la Real Academia de la Historia, y en 1895 obtuvo la cátedra de Arqueología y Ordenación de Museos de la Escuela Superior de Diplomática. Además, asumió la dirección del Museo Arqueológico Nacional entre 1900 y 1911. Durante esos años, se ocupó de la docencia de las asignaturas de “Epigrafía y Numismática” en la Universidad Central de Madrid. Fue el responsable de trasladar estas asignaturas de la suprimida Escuela Superior de Diplomática a la Facultad de Filosofía y Letras, y aunque el Ministerio decidió no convocar a concurso la Cátedra que, hasta su jubilación, había ocupado el profesor Juan de Dios de la Rada en la Escuela Superior de Diplomática, se encomendó esta docencia a Juan Catalina García López como catedrático numerario, dado que las disciplinas de Numismática, Epigrafía y Arqueología se fusionaron para su impartición conjunta en la Sección de Estudios Históricos. De este modo, fue el primer docente de Epigrafía y Numismática en la Universidad Central. A pesar de ello, su investigación en ambas disciplinas es escasa, si bien cabe mencionar su publicación “Medallas españolas” en el Boletín de la Real Academia de la Historia.
Antonio Vives y Escudero (1911-1925)
Antonio Vives y Escudero nació en Madrid en 1859 y, aunque inició sus estudios en la Facultad de Medicina, abandonó esta carrera y se matriculó en la Escuela Superior de Diplomática. Se formó con el profesor de numismática, Juan de Dios de la Rada y con el arabista Francisco Codera. Con ellos trabajó en la redacción del primer catálogo de monedas árabes del Museo Arqueológico Nacional, Catálogo de monedas arábigas españolas que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional (1892). El año siguiente publicó el fundamental libro Monedas de las Dinastías arábigo-españolas (1893), una de sus más importantes aportaciones a la investigación numismática, recogiendo exhaustivamente las emisiones conocidas en aquella época, dando lugar a un corpus que aún hoy sigue siendo esencial. Fue nombrado académico de número de la Real Academia de la Historia el 24 de noviembre de 1899, pronunciando su discurso dedicado a la moneda castellana en el 7 de julio de 1901. Desarrolló su labor docente en la Escuela Superior de Estudios Árabes y en el Ateneo de Madrid hasta que en el año 1911 fue propuesto como Catedrático de Epigrafía y Numismática de la Universidad Central por procedimiento extraordinario, a petición conjunta de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Real Academia de la Historia y el Consejo de Instrucción Pública. Vives fue realmente el primer catedrático de Epigrafía y Numismática, pues García López simplemente recibió el encargo de impartir dichas disciplinas.
Su actividad investigadora se orientó principalmente en la Numismática, disciplina en la que desarrolló una destacada labor científica reflejada en numerosas publicaciones, entre las que sobresalen “La reforma monetaria de los Reyes Católicos” (1897), “Numismática americana. La ceca de Santo Domingo” (1899), La moneda castellana (1901) y su obra póstuma La moneda hispánica (1924-1926). También es de destacar Medallas de la Casa de Borbón (1916), catálogo de la colección medallística de los Reyes Españoles, de indudable actualidad hasta la publicación del Catálogo de las Medallas Españolas del Patrimonio Nacional, dirigido por María Ruiz Trapero, una de sus sucesoras en la Cátedra. En sus trabajos insistió en la necesidad del estudio directo de las monedas: “lo más esencial es el cotejo de las monedas; viéndolas es la única manera de aprender, porque ellas por sí solas dicen más que cualquier publicación que las describe” pero siempre analizándolas en su contexto histórico, dando un paso más allá de su simple descripción.
José Ferrandis Torres (1927-1948)
José Ferrandis Torres nació en 1901 y obtuvo su licenciatura en Filosofía y Letras (Sección de Historia) en la Universidad de Valencia en el año 1919. En 1921 ingresó por oposición en el cuerpo de facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y años más tarde, en 1925, se incorporó al Museo Arqueológico Nacional. En 1926 obtuvo el Grado de Doctor con su trabajo Marfiles españoles medievales y poco después se incorporó al Archivo General de la Deuda. En la Universidad Central conoció a Antonio Vives Escudero, quién le atrajo a los estudios de Numismática.
El 9 de enero de 1928 fue nombrado Catedrático de Numismática y Epigrafía de la Universidad Central por oposición. En los ejercicios de acceso a esta Cátedra insistió en la necesidad de trabajar con las piezas originales para el correcto aprendizaje de la Numismática y Epigrafía. En su Memoria Docente, además, destacó la importancia que tenían los elementos externos de los epígrafes y planteó el estudio de la Epigrafía Medieval dividida en tres períodos: hispano-cristiana, románica y gótica.
Su concepción de la Numismática también fue significativa, al plantear un enfoque que trascendía el coleccionismo y situaba el estudio de las monedas en estrecha relación con la economía y con su contexto histórico.
En el ámbito docente, impartió diferentes asignaturas vinculadas con estas disciplinas, “Numismática y Epigrafía Clásica y Medieval”, “Numismática medieval árabe y cristiana”, “Epigrafía hispano-romano”, “Numismática clásica” o “Numismática griega”.
Se interesó por el estudio de las colecciones de diferentes instituciones museísticas españolas, en especial aquellas relacionadas con las artes suntuarias. Esta labor le llevó a ser conservador del Instituto Valencia de Don Juan de Madrid, correspondiente de la Hispanic Society of America de Nueva York, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1945) y jefe de sección del Instituto Diego Velázquez del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1947). Entre sus obras más destacadas figuran su publicación La moneda hispánica (1929) y el “Tesorillo de dinares almorávides hallados en la Alcazaba de Almería” (1947).
