21-23 de julio | Curso de verano de El Escorial “Hacia la neutralidad climática urbana: misiones y ciencia ciudadana”
Relatoría del curso de verano
6 ago 2025 - 22:58 CET
Texto escrito por: Simón Sánchez Moral, Rodrigo Gonzalo Mier, Clara Medina García y Carolina Sánchez Barbero.
Lunes 21 de julio
Tras la bienvenida al curso de la mano del director del mismo, SIMÓN SÁNCHEZ DEL MORAL (facultad de Geografía, UCM) y la vicerrectora de Estudiantes de la UCM y secretaria del curso, ROSA DE LA FUENTE (Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, UCM), arrancamos la primera sesión de la mano de ELVIRA UYARRA (Alliance Manchester Business School, University of Manchester). Con ella comprendimos de dónde viene el enfoque de las Misiones, y cómo se relaciona con las políticas de innovación, que han evolucionado desde un enfoque más lineal de los ochenta, el enfoque sistémico de los 90s hasta la actual “era de la sostenibilidad”.
En este marco nos introdujo en los planteamientos de Mazzucato sobre las misiones relacionados con el impulso del estado emprendedor, para definir temas clave y retos y buscar soluciones innovadoras con una direccionalidad de abajo-arriba. Esto permite plantear soluciones innovadoras en forma de pilotos que puedan ser escalables.
También nos introdujo en la crítica que se hace al enfoque de las misiones, empezando por el déficit geográfico… Para superar este déficit nos planteó:
- La necesidad anclar misiones a los lugares, buscando la legitimidad para las acciones y acercando la toma de decisiones a los ciudadanos
- Contextualizar las misiones de cara a su implementación exitosa en los territorios
- Necesidad de navegar entre las políticas y las escalas, destacando la noción de la gobernanza multinivel
Y nos dejó tres preguntas abiertas:
- ¿Cómo pueden las políticas públicas integrar mejor las especificidades territoriales sin perder coherencia nacional o supranacional?
- ¿Qué condiciones institucionales favorecen el éxito de una misión situada?
- ¿Cómo pueden las universidades sortear sus propias limitaciones internas para asumir un rol activo en las misiones territoriales?
Con JOANA BASTOS (Joint Research Centre, de la Comisión Europea) empezamos a situar la misión de ciudades. El JRC participa en la iniciativa del pacto de los alcaldes, de mayor recorrido y alcance (10,414 firmantes y 6.800 planes de acción), del que se obtienen aprendizajes sobre cómo conducir la transición justa desde las ciudades, tal como plantea la Misión Ciudades.
Nos dio algunas claves sobre la contabilidad ambiental, sobre qué entendemos por neutralidad climática, considerando los cinco sectores objetivo, así como las emisiones y también las capturas de carbono. Señaló la necesidad de crear planes flexibles y adaptados a las circunstancias locales y a las regulaciones nacionales. También de desarrollar sistemas de indicadores complejos para monitorear los avances en el escenario 2030, que sean precisos pero también comparables entre ciudades. En todo caso, en su intervención recalcó que 2030 “está ahí al lado” y que por tanto debemos combinar acciones de mitigación y adaptación.
En el debate posterior se incidió en la complejidad de estas mediciones cuando consideramos la escala global y la necesidad de incidir en nuestros patrones de consumo. Juan Azcárate incidiría por la tarde en esa idea de la falta de metodologías para medir la huella de carbono a escala global. Otra idea importante del debate fue la necesidad de involucrar a la población e impulsar la participación.
Precisamente ISIDRO JIMÉNEZ (Facultad de Ciencias de la Información, UCM) nos explicó en la siguiente sección la capacidad que tiene la cultura de vencer lo que los expertos en comunicación llaman endogamia comunicativa. Y, en concreto, el poder de las industrias culturales y creativas para utilizar las distintas narrativas para comunicar el cambio climático. Esto puede ser una forma de inducir cambios legislativos a medio plazo.
Para ello trabajó con varios ejemplos del género de la llamada “ficción climática”, y concluyó que existen cuatro capacidades fundamentales que explicarían el interés de comunicar el cambio climático desde la cultura:
- Permite hablar del futuro; de imaginar escenarios, tanto en negativo (visiones apocalípticas) como en positivo
- Para que los ciudadanos tengan un papel activo; narrativas que nos convierten en actores, individuales y colectivos, que con nuestras acciones contribuimos a la solución. Además destacó el cambio cualitativo que supone contar con las nuevas tecnologías para hacer campañas inmersivas.
- Para hacer llegar el mensaje a todos los públicos…
- Para crear una conciencia eco-social, sin la cual no será posible alcanzar la transición eco-social.
En el debate posterior surgió la preocupación por cómo podemos comunicar estos mensajes sin caer en lo que pueda ser percibido como “superioridad” de determinadas posiciones ideológicas, lo que puede llegar a generar rechazo y, por tanto, el efecto contrario al buscado.
Isidro Jiménez reflexionó sobre cómo mostrar las evidencias del cambio climático ya no es suficiente para movilizar… hace falta comunicar desde la cultura, utilizando las narrativas pero ya no solo desde los medio comunicación tradicionales, sino desde las redes sociales, que es donde se difunden hoy en día los mensajes, sobre todo entre los jóvenes.
En la sesión de la tarde abordamos en la primera mesa redonda del curso el papel de la alianza entre los actores urbanos. En concreto, nos interesaba discutir sobre la colaboración entre instituciones como la universidad y el Ayuntamiento de Madrid.
En este contexto, JUAN AZCÁRATE, Subdirector General de Energía y Cambio Climático del Ayuntamiento de Madrid, nos dibujó el marco de la participación de Madrid en la Misión. Comenzó por destacar la importancia para los ayuntamientos de engancharse a proyectos internacionales, como la Misión ciudades, porque ello les permite superar las limitaciones temporales (ciclos políticos) y geográficos de la acción local.
Nos mostró la diversidad de situaciones respecto de los sectores de cara a avanzar en ese desacople de la economía y las funciones urbanas. Por ejemplo, solo los ciclo de despegue y aterrizaje en barajas supone un 11% de las emisiones, lo que deben descontarse de esa contabilidad. Además, comentó lo difícil de acometer la reducción en el sector de la construcción. En otros, como la movilidad y el transporte, puede ser más fácil, señalando esos 99 millones de movimientos en la ciudad (solo de 3 millones de vehículos distintos; y muchos movimientos en vacío de los vehículos de transporte colectivo).
En resumen, desde el Ayuntamiento son realistas y asumen que va a ser muy difícil lograr esa neutralidad. Actualmente se habría conseguido una reducción del 55%-(65% si dejamos fuera Barajas)… pero en todo caso se quiere que Madrid esté a la vanguardia de las soluciones. Para ello se se está trabajando en concreto en el ámbito residencial-comercial-institucional, además de movilidad y transporte, apuntando a cada uno de estos ámbitos por separado y actuando en tres ejes fundamentales: las redes de equipamientos y espacios públicos (asunto que Irene García desarrollaría el martes), los nuevos desarrollos como Madrid Nuevo Norte y los centros educativos y campus universitarios como espacios cero emisiones y epicentros del cambio cultural.
Al mismo tiempo, destaca Juan Azcárate que el reto principal es no crear un problema; una brecha social agravada por la propia transición. De ahí la importancia de lograr una transición justa. En este sentido, el convenio firmado con nuestra universidad busca avanzar precisamente en esta dimensión social. Al respecto, nos recuerda lo difícil que puede resultar a nivel interno invertir en procesos que no tiene un resultado visible a corto plazo.
Por su parte JORGE JESÚS GÓMEZ, vicerrector de Tecnología y Sostenibilidad de la UCM, inició su intervención señalando que la lucha contra el cambio climático es una lucha contra la desigualdad. Toda una declaración de principios.
Considera que por muchos motivos la UCM es una pieza fundamental para los planes del Ayuntamiento dentro de la misión, no solo por su tamaño, también por su capacidad de influencia y la presencia de su gran campus urbano. En este sentido, nos contó todas las acciones que se hacen tanto desde la unidad Campus y Medioambiente, como, más recientemente, desde Neutral City Uni Lab. Detalló los trabajos sobre movilidad sostenible en el campus, para la promoción de la biodiversidad en el mismo y su papel como facilitador de servicios ecosistémicos para la ciudad. También el de los colegios mayores como posibles refugios climáticos. Entre los planes de futuro mencionó, entre otros, la monitorización del consumo de agua, que se suma al de la energía ya en marcha. Por otro lado, destacó las dificultades de intervenir sobre el patrimonio protegido del campus.
ELVIRA UYARRA retomó su intervención de la mañana y nos recordó la necesidad de reconceptualizar el papel de las universidades, señalando que:
- Pueden generar espacios neutrales de diálogo, conectando actores institucionales, comunitarios y empresariales.
- Actúan como puente entre el conocimiento académico y la aplicación práctica, impulsando soluciones con base científica y pertinencia local.
- Contribuyen al desarrollo de capacidades locales a través de la educación, la formación técnica y el fomento de la innovación social.
Además, comentó el asunto del patrimonio inmobiliario del campus de la Universidad de Manchester, que quedó vacante una vez se fusionaron dos entidades universitarias diferentes, y que entre otros usos se plantea dedicar a la creación de un distrito de innovación …
En relación con ello, surge en el debate algunas visiones enfrentadas sobre el papel de la UCM y, en concreto, sobre qué hacer con sus activos inmobiliarios en el marco de las dinámicas e intereses de una gran ciudad como Madrid.
Martes 22 de julio
La primera sesión del día se dedicó a conocer las experiencias de las ciudades españolas dentro de la Misión, de la mano de ÁNGELA RIVADA (Ayuntamiento de Valladolid), ELENA NAVARRO GASCÓN (Ayuntamiento de Zaragoza), IRENE GARCÍA GARCÍA (Ayuntamiento de Madrid) e ITXASO MOLINERO AGUIRRE (Ayuntamiento de Vitoria).
Las representantes de los ayuntamientos compartieron los avances, dificultades y aprendizajes acumulados en el marco de la Misión de las Ciudades Europeas para la Neutralidad Climática. Cada intervención reflejó los retos que aborda cada ciudad en el contexto urbano respectivo, poniendo de manifiesto la existencia de un compromiso común por avanzar hacia modelos urbanos sostenibles, inclusivos y resilientes.
En ese sentido, pese a que se reconoció que no será posible cumplir con todos los objetivos en los plazos marcados para 2030, los representantes de las ciudades se mostraron optimistas respecto a los avances alcanzados y reafirmaron su voluntad política e institucional para continuar desarrollando soluciones locales.
En concreto, desde VALLADOLID se explicó la apuesta por integrar la dimensión climática en los planes de movilidad y rehabilitación urbana, especialmente en barrios con mayores vulnerabilidades, junto con la iniciativa de transformar las instalaciones térmicas de toda la ciudad aplicando principios de district heating y de generación de energía revalorizando los residuos urbanos. Desde ZARAGOZA se subrayó la importancia del diálogo entre áreas municipales para evitar planes aislados y potenciar sinergias en la acción climática. MADRID compartió las experiencias más recientes vinculadas a los planes de reducción de emisiones y transición energética, con una especial atención a la escala metropolitana, así como los proyectos de renaturalización de patios escolares y de aprovechar el potencial de los edificios municipales. Por su parte, desde VITORIA se destacó la larga trayectoria de la ciudad en políticas de sostenibilidad y la implementación de proyectos piloto con participación ciudadana, consolidando a la ciudad como referente en el ámbito ambiental, compartiendo también los importantes esfuerzos en comunicación creativa y permeable a toda la ciudadanía de los proyectos y esfuerzos en los que participa la ciudad.
Estas presentaciones dieron lugar al primer taller participativo del curso, en el cual todos los asistentes al curso se convirtieron en asesores de las ciudades participantes en para la redacción de planes de acción con los que hacer frente a cuatro retos planteados por cada una de ellas durante sus intervenciones. Esta dinámica permitió simular un proceso de diseño participativo de soluciones, con el objetivo de entender los pasos necesarios para presentar propuestas en el marco de la Misión.
Durante la actividad se fomentó un ambiente horizontal, creativo y cooperativo, en el que se compartieron ideas orientadas a conseguir la rehabilitación energética en el barrio de Adurza en Vitoria, la gestión de residuos para su valorización energética en Zaragoza, la expansión de la pacificación y renaturalización de entornos escolares a todos los colegios de Madrid o la gobernanza participativa en Valladolid. Más allá de los contenidos técnicos, el taller puso en valor el papel de la inteligencia colectiva para imaginar alternativas factibles, escalables y adaptadas a las necesidades concretas de cada ciudad y se aprovechó de la creación de grupos mixtos con representación tanto de participantes de la sociedad civil como de técnicos municipales que podían contribuir con conocimiento interno de las administraciones locales.