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DIÁLOGO: “EL PODER DE LAS MUJERES EN ÁFRICA”

18 MAR 2019 - 10:42 CET

En conmemoración del día 8 de marzo en el que se celebra el día Internacional de las Mujeres, el pasado 5 de marzo de 2019 tuvo lugar un diálogo sobre “El poder de las mujeres en África” en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). En la conversación participaron Ibrahim Mayaki (Ceo de la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana-NEPAD) y María Teresa Fernández de la Vega (Presidenta de la Fundación Mujeres por África). La moderadora del diálogo fue Lola Huete (Periodista de El País).

Anastassia Nemets IUDC

 

A día de hoy la Cooperación Española realiza un trabajo excepcional en lo referente a las políticas públicas de igualdad de género, el empoderamiento político, social y económico de las mujeres y la lucha contra la violencia de género. El trabajo de la AECID a día de hoy se concentra en torno a la consecución del Objetivo del Desarrollo Sostenible número V recogido en la Agenda 2030 de Desarrollo dedicado a lograr la igualdad entre los géneros. La Cooperación Española realiza una labor muy significativa en la consecución de igualdad de género y empoderamiento de la mujer en el continente africano, impulsando programas como el Programa Indígena o el Programa de Afrodescendientes con el fin de sensibilizar a la ciudadanía y contribuir a formar unas sociedades más equitativas.

El diálogo: “El poder de las mujeres en África”

Durante el diálogo sobre “El poder de las mujeres en África” se trató el tema de la situación de la mujer africana, mujer con un carácter emprendedor y libre que, sin embargo, cae continuamente en una situación de violación, guerra, conflicto y desigualdad.

El diálogo fue iniciado por María Teresa Fernández de la Vega, fundadora de la Fundación Mujeres para África y del Fondo Nepal gracias a los cuales más de un millón de mujeres fueron empleadas. Dichas organizaciones tienen como objetivo contribuir al desarrollo de África a través del empoderamiento de las mujeres africanas. Durante su exposición, Fernández de la Vega contó que hace 13 años celebró el día 8 de marzo en Senegal y que gracias a este encuentro nacieron acuerdos que, como consecuencia, desembocaron en una política de cooperación para ayudar a mujeres en África.

La presidenta de la Fundación comenzó afirmando que en el tema de la igualdad ha habido un avance muy significativo. Todas las instituciones internacionales, reconocen, a día de hoy, que la igualdad es el fundamento del desarrollo. Aún así, no hemos avanzado lo suficiente en la consecución de este objetivo pues, a pesar de que hemos logrado colocar el debate a la cabeza de la agenda de desarrollo, seguimos teniendo una situación grave de desigualdad y de violencia de género.

El tema de la igualdad constituye un imperativo ético-moral y un imperativo político para cualquier sociedad, pues no se puede hacer política sin conceder igualdad a toda la ciudadanía. Además, la presidenta de la Fundación apuntó a que la igualdad constituye un imperativo práctico porque no se puede desperdiciar talento y la energía de las mujeres cuya participación es fundamental para el desarrollo de la sociedad africana.

Actualmente la situación de la mujer africana ha cambiado. Las mujeres están cada vez más presentes en los sectores de desarrollo y además son mucho más visibles en la economía del país. Se forman más a día de hoy y hay más más asociaciones de mujeres emprendedoras.

En esta línea Ibrahim Mayaki, director ejecutivo de NEPAD, comenzó su intervención diciendo que el 80% de los productos agrícolas que hoy comen 1.3 billones de habitantes del continente viene de la provisión de pequeños productores y más del 70% de estos productores son mujeres. No se puede concebir racionalmente una estrategia de desarrollo que no tome en cuenta el papel de las mujeres en África.

Afirmó que si reflexionamos en términos éticos de igualdad, el empoderamiento de las mujeres africanas es fundamental para la construcción de una democracia dinámica, pues el punto central de toda democratización es la capacidad de un ciudadano de ser autónomo, lo que permite su contribución al progreso de la sociedad. En África más del 50% de los ciudadanos son mujeres por lo que el proceso de democratización no puede ser fructífero si no las incluimos plenamente.

Ibrahim destacó que en África hay una fuerte voluntad política de hacer que las mujeres tengan más representación. Políticamente los esfuerzos que se hacen para que la situación de la mujer cambie están en progreso, aunque sí que se tiende a olvidar las condiciones de las mujeres en el medio rural. Estas condiciones podrían mejorar si mejoran dos factores: el acceso a la tierra y el acceso al financiamiento.

Al finalizar su intervención, Ibrahim Mayaki afirmó que nunca ha pensado que el empoderamiento de las mujeres vendría de una acción exterior de las mujeres. Su convicción es que esto fue posible gracias al grado de organización de las mujeres mismas. A su juicio, es vital que las relaciones de poder cambien, y actualmente este cambio comienza a ser visible. Destacó una frase de Ortega y Gasset: “todos los cambios que ocurren pueden clasificarse en dos categorías: cuando las cosas cambian dentro de mundo o cuando el mundo cambia”. La mejora de las relaciones de poder de las mujeres africanas son fruto de las dos categorías.

En relación a la presente situación de la mujer en África, Teresa Fernández de la Vega afirmó que actualmente el 90% de la economía informal que atiende a la alimentación está en manos de las mujeres. Además la presidenta de la Fundación mostró su preocupación por el aumento de las personas en situación de hambre a más de 15 millones de personas. Esta situación pone de manifiesto las consecuencias de la crisis económica que tuvo lugar en África junto con una mísera ayuda recibida por organizaciones internacionales.

En esta línea Ibrahim Mayaki apuntó a tres factores responsables de esta situación de hambre. El primer factor para él es que África no ha finalizado su transición democrática y continúa con tasas de crecimiento demográfico de 3.1 y 4.2, lo que se traduce en que dentro de 33 años 400 billones de jóvenes africanos tendrán que buscar empleo y muchos de estos jóvenes son mujeres. El segundo factor es que principalmente los productores argícolas son los más afectados por la situación de hambre, lo que hace necesaria una reforma del sector. El tercer factor es la globalización. Los subsidios a los productos agrícolas tienen consecuencias sobre la producción agrícola africana. Afirmó que a día de hoy las organizaciones responsables no tiene capacidad de crear condiciones que puedan permitir revisar esta cuestión. Para mejorar la situación de la nutrición, afirma Ibrahim, son necesarias dos acciones: una acción política de más alto nivel y otra acción de los poderes públicos.

La respuesta de Teresa Fernández de la Vega apuntó a las cifras alarmantes de unos 256 millones de personas que se encuentran en situación de hambre en África. Enfocó el comentario además a que África es muy rica en recursos naturales y no entiende por qué -“exporta patatas de Holanda y lleva esta política comercial”-. La presidenta reforzó su comentario llamando a que el país se levante en la comunidad internacional, que no proporciona ayuda real. A día de hoy la seguridad alimentaria del país está siendo posible gracias a las mujeres que trabajan en los sectores alimenticios. Teresa Fernández de la Vega afirmó que desde las organizaciones responsables de la nutrición en África se ha dicho que si se logra que las mujeres tengan acceso a las herramientas de agricultura en igualdad a los hombres, 100 millones de personas dejarán de estar en una situación de hambre. Teresa Fernández de la Vega preguntó a Ibrahim Mayaki porque no se ha hecho nada para cambiar esta situación.

El director ejecutivo de la NEPAD respondió diciendo que las políticas públicas no son siempre racionales y que muchas veces son representación de las relaciones de poder. Las mujeres deben estar mejor organizadas para poder influir en el balance del poder. Afirmó que el establecimiento de facilidades que permitirían entrar a las mujeres en las mismas condiciones de poder que a los hombres influiría directamente en las políticas públicas.

Los dos expertos han acordado que la clave es la ayuda al acceso a la educación que crearía condiciones que permitirían el empoderamiento de las mujeres. Consiguientemente, Teresa Fernández de la Vega apuntó al carácter decidido, emprendedor, libre y divertido de la mujer africana, carácter que se está desperdiciando y que cambiaría fuertemente el continente de África. Afirmó que la situación sin embargo cambia y cada vez más mujeres tienen acceso a la economía.

El siguiente tema a discutir fue planteado por Lola Huete acerca de si las mujeres siguen siendo un agente activo en la construcción de la paz.

Ibrahim Mayaki contestó afirmando positivamente que sí son un agente fundamental en la construcción de la paz a sobre todo través de proyectos de ayuda y rehabilitación a las víctimas de los conflictos.

Apuntó además que actualmente hay muchos éxitos locales y que muchas veces nos olvidamos de la dimensión local del desarrollo. El incremento del PIB, afirmó, -”no es algo que se come”-, pero una producción local sí puede proporcionar alimento. Así actualmente en África dos factores juegan papeles importantes, el factor del desarrollo local y el desarrollo regional. Ambos pueden empujar cambios a un nivel más alto. También destacó la importancia de la difusión de la información, del desarrollo de los medios de comunicación que permiten construir y transmitir conocimiento sobre realidades sociales. Terminó diciendo que dentro de unos diez años las mujeres tendrán enorme importancia y peso electoral por lo que pronto tendrán más influencia en las decisiones políticas.

Por último se trató el tema de las mujeres esposas de migrantes que se quedan a cargo del hogar. Se apuntó a que el porcentaje más alto de las migraciones en África son internas y regionales por lo que las mujeres africanas no se suelen quedar solas por mucho tiempo. Sin embargo la mayoría de ellas se quedan en el campo rural por lo que se quedan encargadas de alimento y salud de la familia. Es verdad que las remesas enviadas por los maridos pueden ayudarlas pero no es una ayuda muy significativa para que tenga un impacto  y una transformación real. Además, no toda ayuda de las remesas es siempre llevada a las mujeres, muchas veces parte de esta es destinada a los hombres de la familia.

El diálogo finalizó con el comentario de que las mujeres africanas no solo tienen un fuerte compromiso con la familia, que es el sustento de la sociedad africana. Sino que también tienen un fuerte compromiso con su tierra y con su comunidad local. Las mujeres africanas están dotadas de una energía y voluntad de poder contribuir a la cambio de su país. Cambio que cada vez cobra más fuerza y transforma al continente de África.

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