Proyectos de Investigación

Congreso Internacional Identidades en Riesgo

Identidades en riesgo: propiedad, atribución y apropiación
Congreso Internacional
Universidad Complutense de Madrid
20 y 21 de octubre de 2022

Lugar de celebración: Facultad de Filosofía (Calle del Prof. Aranguren, 1, 28040 Madrid), edificio A, aula A-217

Acceso a conferencias online: https://meet.google.com/xwm-tnic-nym (NUEVO)

 

Existe en la noción de identidad personal una tensión no resuelta. Por un lado, parece que tenemos la autoridad de la primera persona, de tal manera que cada cual tiene la última palabra acerca de quién es. Pero dicha autoridad corre el riesgo de llevarnos al solipsismo o, incluso, al delirio: “Yo sé quién soy”, dice Don Quijote, “y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías”. Este problema se suele denominar como “el problema del egocentrismo”.

Por otro lado, para evitar el problema del egocentrismo podríamos pensar que son otras personas quienes tienen la última palabra sobre nuestra identidad. “Soy para siempre cualquier cosa que haya sido en cualquier momento para los demás, y puedo en cualquier momento ser llamado a responder por ello, no importando cuánto pueda haber cambiado” dice MacIntyre. El riesgo aquí es, evidentemente, caer en el extremo contrario. Convertir la identidad personal en un juego de atribuciones ciegas de responsabilidades, en el que cada cual debe (o parece que debería) aceptar lo que otras decidan adscribirle desde el exterior. Podemos denominar a todo esto “el problema de la alienación”.

Además, lejos de ser una situación simétrica e igualitaria, estas formas de atribución de identidad se revelan problemáticas, al existir líneas de fuerza y de poder que facilitan a ciertas formas de ser persona (sujetos hegemónicos o epistémicamente privilegiados, cabría decir) la posibilidad de adscribir identidades tanto a sí mismos como a otros; mientras que para otras clases de personas (sujetos subalternos, cabría decir, empleando la expresión de Spivak) esta posibilidad de adscripción (e, incluso, de autoadscripción) se hace muy difícil.

Estas tensiones entre el problema del egocentrismo y el problema de la alienación, así como la asimetría en la atribución de identidades nos invitan a pensar sobre la (im)propiedad de los juicios sobre la identidad, tanto en primera persona (aquello de lo que nos apropiamos), como en tercera persona (aquello que nos atribuyen) ¿Se dice “propiedad” en el mismo sentido en que se habla de la apropiación de un objeto? ¿Modelamos el uso específico que acabamos de presentar referido a las identidades sobre este último caso, más práctico, o es justo al revés? ¿Habría un modelo alternativo en este supuesto al modelo objetual de la propiedad? ¿Qué consecuencias políticas y sociales tendría cambiar dicho modelo? ¿Qué consecuencias tiene mantenerlo? ¿Tiene sentido hablar de identidades públicas, privadas e incluso íntimas? ¿Existe una salida a dichas tensiones? ¿Hay algún tipo de derecho a la identidad u obligaciones que permitan corregir las buenas y malas atribuciones?


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