España arde por los cuatro costados
14 AGO 2025 - 20:16 CET
España está sufriendo el peor episodio de incendios forestales desde el verano de 2022. Con una ola de calor intensa, el país se ha visto desbordado por una situación de simultaneidad de grandes incendios forestales, que es lo que se conoce como “incendios de quinta generación”.
Estos incendios catastróficos son la consecuencia básicamente de los efectos del cambio climático. Los registros extremos de altas temperaturas han desencadenado lo que se conoce como "sequía térmica" o "flash drought": el impacto concentrado y prolongado del calor en la vegetación y en el suelo (fuerte evaporación y evapotranspiración), aun cuando las lluvias de la pasada primavera habían impedido la “sequía hídrica” (escasez de agua superficial y subterránea), eso sí, desencadenando un mayor crecimiento de la vegetación (forestal y agrícola) que ahora se ha desecado de forma súbita.
En estas condiciones de “disponibilidad de combustible” (propensión de la vegetación a arder con alta intensidad y velocidad de propagación) generalizada por los efectos de la sequía térmica, las rachas de viento de alta velocidad (incluso si es de componente norte, como ocurrió en Navarra la semana pasada) y las tormentas secas, completan un escenario meteorológico en el que se desencadenan grandes incendios en diferentes puntos a la vez, por cualquier causa de ignición.
Este episodio de incendios de quinta generación se recordará por muchos motivos, y especialmente por la destrucción del paisaje y la aleteración del ecosistema en un patrimonio natural tal valioso como Las Médulas de León, pero también por la superficie quemada sobre todo en las provincias de Zámora y Ourense.
Foto de portada: Idígoras y Pachi. El Mundo, jueves 14 agosto 2025
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