En los últimos años se observa una creciente voluntad de alcanzar metas más ambiciosas, no ceñidas exclusivamente a prevenir la exposición a riesgos asociados a enfermedades profesionales o accidentes de trabajo.

La consideración integral de la persona y su salud se encuentra en la base de las cada vez más numerosas actuaciones empresariales e institucionales orientadas al bienestar en el trabajo. 

 

 

De ahí que se busque crear y alcanzar entornos laborales saludables que procuren bienestar físico y, aún más, psicológico, emocional, social, cultural… Un entorno de trabajo saludable requiere intervenir principalmente en el ámbito laboral. Con todo, también se considera adecuado fomentar en los trabajadores y trabajadoras prácticas y hábitos beneficiosos para la salud.


Según la OMS, un entorno de trabajo saludable es aquel lugar donde empleados y jefes colaboran en un proceso de mejora continua, con el objetivo de alcanzar una visión conjunta para mejorar la salud, seguridad y bienestar para los trabajadores, así como la sostenibilidad del ambiente de trabajo.