Luz de petróleo


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Luz de petróleo

Agustín Úbeda (Herencia, Ciudad Real, 1925-Madrid, 2007)

Firmado en el centro del borde inferior: “A. ÚBEDA” 

ca. 1971

Óleo sobre lienzo. 81 x 100 cm

Número de catálogo: CUC000135


Se habla de la poesía en la pintura de Agustín Úbeda, pero también se la describe como una pintura teatral, de escenas de interior, de amoríos, retratos o bodegones, la mayoría de ellas representadas en gran formato, con inclinación a crear seres misteriosos, con títulos en sus cuadros que invitan a ver significados más allá de lo representado, donde la luz artificial y el reflejo son esenciales en este pintor de la noche.

Este cuadro no alcanza las dimensiones a las que acostumbra el artista. Representa un interior, una escena aparentemente sencilla que se construye con una gran lámpara de petróleo encendida, que da nombre al cuadro y, por otra, la figura lozana de una mujer joven que aparece en primer término. La mujer es uno de los temas principales de este pintor. Las representa casi siempre jóvenes, de pelo negro y con grandes ojos oscuros muy expresivos. Aquí los resalta con el maquillaje; pero no miran directamente al espectador, ya que el rostro no se representa nunca totalmente de frente y nos dirigen a un espacio enigmático más allá del cuadro. El pelo está recogido con un tocado hecho de pinceladas rápidas de colores claros a juego con su indumentaria historiada. Los pechos redondos y generosos se realzan en una especie de corpiño. La mujer y la lámpara aportan luminosidad y destacan la figura de un fondo oscuro. La gran lámpara es el foco de luz que rompe la oscuridad e ilumina la figura. Las lámparas son elementos muy importantes en la pintura de Úbeda; las encontramos en muchas de sus obras, siempre con un estilo barroco que las convierte en coprotagonista de las escenas. 

El negro es esencial en esta obra. Lo utiliza para el fondo y para delimitar figuras y objetos, y, en este caso, delimita también su firma para destacarla e integrarla en la escena. La paleta se amplía con colores claros para sugerir la mesa y para destacar el fulgor de la lámpara, al igual que el rostro, los detalles anatómicos y la vestimenta de la joven. 

Esta obra llegó a la Universidad Complutense de Madrid en 1971 y se integró en su colección artística. Agustín Úbeda no fechaba sus obras, pero análisis de la obra, nos permiten situarla en el ámbito de su estancia parisina durante dos décadas, de 1953 a 1974.