El Otoño


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El Otoño

Taller de Bassano

Segunda mitad del siglo XVI

Pintura al óleo sobre lienzo. 76 x 92 cm

Inscripciones: en el ángulo inferior izquierdo del anverso, manuscrito en color rojo “191” y en color anaranjado “600.”; en el bastidor, antigua etiqueta en el larguero superior parte izquierda “F. de Ciencias”; en la parte central del larguero superior, estampado “JUAN GIMENEZ BERNABE/RESTAURADOR DE CUADROS/MADRID/CALLE [¿?] 2º IZQ.”, manuscrito en color dorado “Marco Corri-/ente Bº.” y otro manuscrito en color dorado “Nº. 45/Bendimia/Bº”; parte derecha del larguero superior, manuscrito “Noviembre [¿1839?]”, “Se espera que el Conde de [¿Xiquena?] [parcialmente borrada]” y manuscrito a bolígrafo “Vilata/Facultad Ciencias”

Museo Nacional del Prado. Depositado en la Universidad Complutense de Madrid de Madrid

P-3917

Número de catálogo: CUC000203


El Otoño es un buen ejemplo de la producción de la bottega (tienda) de la familia Bassano, familia que constituyó una saga de pintores, iniciada por Giacomo da Ponte más conocido como Jacopo Bassano– y continuada por sus hijos Francesco, Giambattista, Leandro y Girolamo; ligados a la escuela veneciana de pintura.

Este cuadro, cuya autoría es posiblemente conjunta, representa perfectamente el estilo de los Bassano. Aparecen numerosas figuras en primer término y se visualizan las tareas que están llevando a cabo, labores relacionadas con la elaboración del vino. En un segundo plano continúan las actividades, pero ya menos visibles por la distancia, siendo frecuente en la obra de los Bassano la presencia de unas construcciones campesinas que dan un toque de originalidad y ambientación rural a la composición. Finalmente, al fondo, un paisaje que lleva hasta el horizonte deja ver con claridad la silueta del monte Grappa, que define el lugar donde se supone que se desarrolla la escena. No menos propio de estas pinturas es el celaje y la luz que envuelve la composición, pues están ligados a la tradición de la pintura veneciana, con cielos azul celeste, o incluso más oscuros, que se entremezclan con nubes que van del blanco al gris, facilitando una luminosidad agradable, propia de la región mediterránea y que permite definir los volúmenes de los personajes y los elementos representados.

Compositivamente, el grupo de figuras del primer término está dispuesto en dos subgrupos determinados por sendas barricas. Entre ambos grupos, un mantel blanco puesto en el suelo definiendo un rombo de gran fuerza compositiva sirve para tener sobre él un cesto con pan, sin duda componente de una merienda con la que compensar el trabajo realizado. Entre ambos grupos, y ya en segundo plano de figuras, se transporta una barrica en un carro hacia la bodega, mientras una liebre parece correr, poniendo con ello una nota anecdótica al cuadro, ya que no parece tener un sentido alegórico.

Esta obra, El Otoño, se enmarca en una trilogía de pinturas propiedad del Museo del Prado: El Invierno, en depósito en el Museo de San Telmo de San Sebastián; y La Primavera, en el museo madrileño, pero no expuesta.