El Chester Amarillo - Innovación en emprendimiento

 

José Molero Zayas, “De una manera u otra las ideas innovadoras tienen que contar con la universidad, porque es donde está el conocimiento

 

No podíamos perder la oportunidad de conversar con José Molero, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y catedrático de Economía Aplicada en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCM. El profesor Molero también ha participado en colaboraciones con organismos tanto nacionales, como el Ministerio de Industria y Energía, como internacionales, entre ellos la Comisión Económica para América Latina. Su trayectoria siempre ha estado vinculada a la innovación en la creación empresarial, por lo que tanto su experiencia como conocimientos han hecho de él un invitado muy interesante al que entrevistar y escuchar.

 

1. ¿De qué forma se ha relacionado con la Universidad Complutense de Madrid (UCM) a lo largo del tiempo?

Llevo relacionándome con la Complutense prácticamente toda mi vida. Empecé siendo estudiante en el 68’ en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Justo al año siguiente nos trasladaron a Somosaguas. Se dice que fue una operación de castigo, ya que se consideraba una facultad conflictiva debido a las huelgas que se organizaban. Fue una especie de destierro. Al tener buen expediente conseguí una beca FPI, con la que comencé mi trayectoria académica en la Cátedra de Estructura Económica, que luego se convirtió en el departamento de Estructura Económica. En este momento montamos un primer instituto alrededor de la facultad, el instituto de análisis industrial y financiero, pero eran tiempos en las que esas cosas se apoyaban poco. Toda mi carrera ha seguido el mismo hilo conductor: el cambio tecnológico y la innovación. Es por ello, por lo que posteriormente el rector me nombró director del recién creado Instituto Complutense de Estudios Internacionales, y el Vicerrectorado de Investigación contó conmigo para crear y gestionar el Vivero Virtual de Empresas en el año 2000. Era un contrato programa de la CAM, para todas las universidades públicas de Madrid, el CSIC, INCA y la CEIMDA, con el que ayudábamos a formar a la gente que quería crear empresas de base científico-tecnológica. En esta iniciativa, empecé a darme cuenta del problema que tenía la UCM, pues empezó a hacerse cada vez más complicado encontrar candidatos adecuados. En la Complutense todavía no había un servicio que contara con una estructura adaptada para impulsar la creación de empresas. Había que crear algo en la universidad que se encargara de esa problemática y ese es el origen de Compluemprende. Las cosas en la vida son así, no se programan, unas experiencias te llevan a otras y acabas encontrando la solución.

 

2. Su experiencia no se limita al ámbito universitario, también ha colaborado en proyectos externos ¿cómo han influido estas experiencias externas en su trabajo académico y viceversa?

Mi base de operaciones es la Complutense, pero como cualquier persona inquieta, te relacionas con el entorno y yo lo he hecho con infinidad de instituciones españolas e internacionales como la Comisión Europea. Casi al mismo tiempo que se crea Compluemprende, reúno con la ayuda de Francisco Marín a un grupo de empresarios e investigadores de la universidad interesados en la innovación. Empezamos a colaborar, y eso termina en lo que ahora se denomina "Foro de Empresas Innovadoras". Es de las cosas de las que más orgulloso me siento, pues surgió de abajo a arriba. Hoy en día nos financiamos con nuestras cuotas, eso es esencial para nuestra independencia. Este foro me ha permitido mantener una actividad con una ventana excelente a agentes de empresas de primerísimo nivel nacional. Me ha enriquecido muchísimo.

 

«En la Complutense todavía no había un servicio que contará con una estructura adaptada para impulsar la creación de empresas»

 

3. ¿Cuál fue su papel en la creación de Compluemprende?

Cuando se crea Compluemprende, este dependía del Vicerrectorado de empleo y estudiantes. En aquel momento solo existía el autoempleo, pero el emprendimiento no entra en esa definición. Al cabo de un año o dos, hablé con la vicerrectora porque ya era necesario que una persona comenzase a dedicarse por completo a Compluemprende. Yo di un paso a la izquierda, para dejar paso a los nuevos directores y directoras, pero siempre oteando. Cuando montas algo te gusta estar pendiente y cuando yo he visto que 18 años después esto sigue funcionando, da cierto gustirrinín. Sin embargo, es fundamental reforzar la relación entre la OTRI, el Parque Científico y Compluemprende. Tiene que funcionar como una rueda, que lo que se haga bien en un lado repercuta en el otro. Para hacer universidad además de dar clase, hay que investigar y transferir tecnología y si no, no eres universidad.

 

4. ¿Qué relación tiene Compluemprende con otros servicios como la OTRI o el Parque científico?

A lo largo del tiempo ha ido mejorando, pero siempre se puede seguir avanzando. La primera disfunción es que la OTRI depende de un vicerrectorado diferente al de Compluemprende. Las empresas que surjan en la universidad deben tener un valor añadido mayor, pero no tienen por qué revolucionar el mundo. Hay otro tipo de empresa basada en patentes que han desarrollado profesores, por lo tanto, en este caso, el papel de la OTRI es fundamental. Sin embargo, para la aceleración de estos proyectos está el Parque Científico.

 

5. ¿Qué se entiende por transferencia en el ámbito académico?

La primera misión es enseñar, la segunda investigar y la tercera transferir. Pero soy crítico con esa última denominación, se queda un poco anticuada. Tú tienes el conocimiento y lo transfieres, pero eso es solo una parte. Hay que subrayar la transferencia inversa, el conocimiento que desde la sociedad llega a la universidad. Entonces a mí me gusta más hablar de creación conjunta de conocimiento. Hay que explicar que la transferencia es de doble dirección. No lo sabemos todo los "listos" de la universidad. Cuando llegó la pandemia, si no hubiera sido por la colaboración de un conjunto de empresas, no se hubiera resuelto la situación.

 

«Las empresas que surjan en la universidad deben tener un valor añadido mayor, pero no tienen por qué revolucionar el mundo»

 

6. El emprendimiento se suele relacionar con la innovación. En su opinión, ¿es posible emprender sin innovar?

Puedes crear empresas sin innovar, en última instancia siempre haces algo nuevo, pero no todo lo nuevo es innovación. Los organismos internacionales, expertos en estos temas, acotan este concepto y lo definen como la creación de productos nuevos o sustancialmente mejorados o la creación de nuevos procesos para hacer las cosas. Desde la universidad debemos ser exigentes y entender la innovación como el emprendimiento que resulta en productos, servicios o proceso novedosos para el mercado. Por ejemplo, si monto una empresa que antes no había, es hacer algo nuevo, pero no es innovación. ¿Cómo se fomentan entonces políticas que apoyen la innovación? La barrera está un poquito en el grado de cosas nuevas. Se mide, por ejemplo, con patentes. Si lo que haces es montar una nueva empresa con una pequeña modificación insustancial, no es innovación, aunque te forres. Pero el concepto es distinto. Ahora, yo creo que, desde la universidad, cuando creamos empresas, tenemos que dar mayor contenido de conocimiento. En eso somos únicos. Si no lo hacemos, traicionamos el mandato. Te voy a poner el ejemplo de una empresa que creamos en el vivero. Los emprendedores trabajaban en el servicio de mantenimiento de Barajas, y uno de ellos se dio cuenta que había aviones que se quedaban en tierra por cosas nimias, y detectó que una de las nimiedades eran las máquinas de hacer café y calentar la comida. Entonces creó una cafetera modular para aviones, de tal manera que, si antes tenías que cambiar toda una parte del avión, ahora solo cambiabas el módulo. Redujo el tiempo y los recursos de una manera espectacular. Se basó en la observación y en sus conocimientos en el mantenimiento de aviones. La universidad es irremplazable en esa labor innovativa. De una manera u otra las ideas innovadoras tienen que contar con la universidad, para formar a la gente, para desarrollar patentes… Porque es donde está el conocimiento. Y muchos de los contratos de investigación que firmamos son para resolver problemas que muchas empresas tienen. En el caso de las empresas de alto contenido tecnológico, en cierta medida, también dependen de la universidad, no digo que formalmente, pero, por ejemplo, la gente que está trabajando ha pasado por la universidad.

 

7. Las personas que tienen una motivación emprendedora a veces no encuentran la forma de encauzar sus ideas.

Hay que salir a buscar a la gente, ir a dónde está la gente. Probablemente un estudiante que nunca había pensado en emprender, le explican los servicios de los que dispone y tiene una idea. Falta mucho camino por hacer, porque el tratamiento de la ciencia y de la educación es siempre secundario. Estamos gastando el 1,4% del PIB en I+D. La media de la UE está por encima del 2%. Los países líderes por encima del 3%. Con el gasto en defensa estamos viendo un gran aumento. Y el problema es que si no inviertes en investigación, al final todo repercute. Ese gasto en defensa, por ejemplo, va a ser aún mayor porque vas a tener que traer la tecnología de fuera. Nadie es autosuficiente en el mundo, el mundo se globalizó, pero entre no ser autosuficiente al 100% y ser dependiente de una manera tan profunda como es España en todas las nuevas tecnologías. Ni siquiera aparece en las primeras 15 potencias innovadoras. Es un indicador que te dice que no estás en la carrera.

 

8. ¿A qué retos cree que se enfrenta el emprendimiento universitario en los próximos años? 

Hay riesgo de oferta y riesgo de demanda. El emprendimiento universitario tiene que valorar muy cuidadosamente lo que tiene y lo que, por tanto, puede desarrollar de una manera singular. Por ejemplo, la UCM es puntera en ciencias de la salud, pues se debería hacer un plan para estimular la creación de empresas en esta área. Sin embargo, siempre tienes que otear la demanda para saber qué es lo que pide. Orientar tus recursos a eso. Lo que sepas hacer es donde tienes que competir.

 

«El emprendimiento universitario tiene que valorar muy cuidadosamente
lo que tiene y lo que, por tanto, puede desarrollar de una manera singular»

 

9. ¿Cuáles son los recursos clave para la creación de una empresa?

Son tres. El primer lugar lo ocupa el apoyo financiero, el capital semilla o capital riesgo y en España, aunque ahora está un poco mejor, siempre nos ha costado mucho esa parte. En segundo lugar, es esencial contar con un sitio, un espacio adecuado en instalaciones y costes. Por último, cada paso que da una empresa debe ir acompañado de la formación adecuada a cada etapa. Es la trilogía del éxito. Sin olvidar que son empresas cuya tasa de mortalidad es alta. El riesgo cero no existe. Si fracasas, rehaces.