La radio pospandemia hace frente a una temporada llena de incógnitas y con el reto de aprovechar el auge del pódcast.

7 sep 2022 - 16:30 CET

Ha comenzado, incluso antes de lo que era habitual, una temporada que debe mostrar qué permane de los cambios operados durante la pandemia. Pero las grandes incertidumbres económicas y políticas hacen que se esté más pendiente de factores externos al medio.

Las dudas sobre la economía hacen que las empresas reduzcan presupuestos y paralicen proyectos, lo que influye en la publicidad. Aunque la radio, por su dimensión, es más estable que otros medios, llega a esta temporada ya al límite de sus posibilidades después de haber soportado la Gran Recesión y el coronavirus.

La temporada va a ser una larga, larguísima, campaña electoral, con estación intermedia en mayo (elecciones locales y regionales) y final dentro de 16 meses con las elecciones generales. El incremento de la tensión política supondrá más presiones sobre los medios y un incremento de los contenidos políticos, lo que puede expulsar a los oyentes menos comprometidos y hacer perder la recuperación de audiencia ofrecida por la última oleada del EGM. Las cadenas pueden tener la tentación de refugiarse más todavía en sus seguidores más militantes, primando la opinión, y favoreciendo por lo tanto una opinión pública polarizada y dividida en compartimentos estancos.

Además, la radio intenta compensar la pérdida de oyentes tradicionales, buscándolos a través de las redes sociales, a veces con estrategias improvisadas o poco consistentes, y tratando de acertar en el nuevo universo del pódcast, encumbrado por los datos de audiencia y la corriente a favor, pero que puede saturarse pronto y, sobre todo, no ser capaz de monetizar, como se dice ahora, todos los esfuerzos.

FICHAJES Y AJUSTES DE HORARIO

En lo concreto estas son las novedades más significativas. Las más numerosas en RNE, la cadena castigada por los estudios de audiencia (menos de un millón de oyentes). Mientras sigue experimentando –rejuveneciendo– con Radio 3 vuelve a hacer cambios en los principales programas de la cadena convencional. Para el informativo nocturno 24 Horas ha fichado a Josep Cuní, un conocido y veterano periodista de referencia en el ámbito catalán, que realizaba el magacín matinal de la SER Cataluña. Como de costumbre no ha sido muy bien recibido en la redacción por aquello de seguir echando mano de personajes externos y tener más edad de la que la casa exige a sus propios trabajadores para jubilarse.

En las mañanas, la parte de magacín se ha encargado a Samanta Villar, conocida por sus comentadas apariciones en docu-realities televisivos. Después de intentarlo durante tres temporadas Pepa Fernández vuelve al fin de semana con su veterano No es un día cualquiera. Del fin de semana pasa a las tardes Carles Mesa ­–más voces catalanas–, que tendrá que competir con Carles Francino (SER), Julia Otero (Onda Cero) y Pilar Cisneros y Fernando de Haro (COPE) comenzando una hora después (16-19 h.). Y de la tarde se va a las madrugadas Julia Varela, pasando Alfredo Menéndez a la dirección de programas.

En Onda Cero, tras los cambios la temporada pasada en deportes, ahora tratan de recuperar la noche, muy rezagada con respecto a La Linterna y Hora 25. Rafa Latorre sustituye a Juan Ramón Lucas en La Brújula. Adelanta el comienzo a las 19 h., como ya lo hacía Ángel Expósito en la COPE.

La COPE ha decidido no hacer cambios. Sí hay un experimento llamativo. Aprovechando el mayor conocimiento fuera del ámbito deportivo de Juanma Castaño, tras su paso por Máster Chef y sus polémicas en las redes sociales, El Partidazo de COPE se emitirá en TRECE TV una hora después. La guerra deportiva radiofónica entre la COPE y la SER salta a la televisión donde Castaño competirá con Pedreroll y su El Chiringuito de Jugones (Mega).

En la SER, mantienen las apuestas de las últimas temporadas y cambian los informativos de mediodía. Al jubilarse José Antonio Marcos dirige Hora 14 Javier Casal. El de fin de semana lo llevará Aída Bao.