Economía feminista versus “esa cosa escandalosa”

5 de julio Amaia P. Orozco. Doctora en Economía Internacional y Desarrollo
La desigualdad. Una visión desde la economía política feminista 

Amaia Orozco deja en el discurso golpes que serían de efecto si no tuvieran tanta carga de análisis, “la cosa escandalosa”, el “BBVA: blanco, varón, adulto”, los “buenos” y “malos vivires”, los “colapsos” y las “encrucijadas” conviven con el “heteropatriarcado” o el “conflicto capital-vida”, para acabar con una propuesta de “construcción de lo común”.

Se trataba de “economía feminista” que “se caracteriza por tener un compromiso político explícito con la comprensión y la superación de la desigualdad de género. Amplía la idea de economía como el conjunto de procesos que sostienen la vida más allá de los mercados. El género nos importa, el sistema económico está atravesado de relaciones de poder y desigualdad”, explica Orozco.

 

Y desde ahí, aborda el momento actual como “una encrucijada por un colapso”. “Si este sistema está en crisis: hacia dónde queremos ir. Tenemos que colaborar en la construcción de lo común”, asegura. En la idea de la encrucijada cobra especial fuerza el ecologismo social: “El colapso ecológico supone que vamos a tener que vivir con menos, el problema es cómo se va repartir”, se pregunta Amaia P. Orozco

“La crisis no empezó en 2008, es anterior. Las políticas austericidas la han agravado. Hay una crisis caracterizada por la multiplicación de los procesos que generan desigualdades”, relata Orozco. “Es una crisis del propio modelo civilizatorio. Nos instala en la inmediatez del colapso ecológico inminente y de crisis de civilización”, explica; pero abre la puerta a “un buen vivir que respete el criterio de universalidad y dé cabida a la diversidad. Necesitamos un horizonte utópico compartido”. Porque lo que nos define en estos momentos es el “conflicto capital-vida: hay vidas enteras que no son rentables para el proceso de acumulación” y el “heteropatriarcado” que preside los hogares: “Los trabajos residuales reajustan el sistema socioeconómico. En la crisis, la vida se reajusta en las casas con los trabajos invisibilizados. El heteropatriarcado garantiza las esferas y sujetos subyugados que sostienen la vida. La ética del sacrificio y la inmolación es la que hace que se acepte el trabajo invisibilizado de los cuidados. Desde ahí no hacemos política” sentencia

Una economía que para Orozco se resuelve “en términos de desigualdad y explotación” y que se representa por el paradigma de “esa cosa escandalosa: el sistema económico que tenemos hoy, un sistema de intersección de sistemas de opresiones"; en el ser “BBVA (blanco, varón, adulto) se considera la única vida digna de ser sostenida y de ser rescatada en tiempos de crisis, a costa de los malos vivires del resto. Existe una distribución desigual de la precariedad. La vulnerabilidad es inherente a todas las personas, pero el acceso a los recursos para afrontarla genera la desigualdad”

Y sobre esa desigualdad se erige un “sistema biocida”: “para construir la idea del programa común, del 99%, tenemos que avanzar hacia el buen vivir, tenemos que detener el proceso de acumulación y construir el 99% con muchas voces. Necesitamos el diálogo de verdades parciales, una cartografía de un sistema complejo más que el todo monolítico”, propugna Amaia P Orozco, que reconoce que “en términos económicos el ideal de la mujer y del hombre son sujetos dañados. Hay que cambiar nuestra concepción como hombres y como mujeres” y apuesta por “mecanismos colectivos de resolución de necesidades, más que sistema de dependencia, sistema de servicios”