La historia del libro a través de las colecciones de la Universidad Complutense.

La imprenta europea en el siglo XVIII:
Francia

Como contraste con la decadencia de la imprenta en el siglo XVII, el siglo XVIII representa uno de los momentos más brillantes de su historia. Cambia el estilo y la estética de la mano del rococó y el neoclasicismo; se renueva la tipografía con nombres como Grandjean, Didot, Breitkopf, Baskerville o Bodoni como protagonistas; se despierta el interés por el libro bello, ricamente ilustrado y por la bibliofilia; y triunfan, decididamente, los libros de pensamiento moderno y científico, reduciéndose los contenidos religiosos y teológicos.

En Francia, la obra más característica de este nuevo espíritu es la Encyclopédie o Dictionnaire raisonné des sciences et des arts et de métiers cuya publicación, iniciada en 1751, representa los deseos de los intelectuales ilustrados de afirmar el poder de la razón, analizar científicamente la naturaleza, la sociedad y el individuo, minar las creencias tradicionales tanto religiosas como políticas, dar una nueva visión de la historia, de las creencias y valores sociales, de los conocimientos humanos, e incluso de las actividades industriales y artesanales acelerando, de alguna manera, el derrumbamiento de las formas de vida del Antiguo Régimen. Una multitud de redactores, dirigidos por Diderot y el matemático D’Alembert, bajo el patrocinio del librero Le Breton, crearon el motor intelectual más poderoso del siglo. La obra terminó constando de 35 volúmenes, 17 de texto, 11 de láminas, 5 de suplementos (4 de texto y 1 de láminas), y 2 de índices. Las láminas, con 2883 grabados, han sido, desde entonces, muy valoradas, tanto por su calidad científica como por su belleza.

La Francia del siglo XVIII buscaba, también, el placer, la belleza y el entretenimiento y en el libro ilustrado, donde el artista grabador se convierte en colaborador del autor y que se convierte en puro objeto decorativo, encuentran su mejor aliado la nobleza y la alta burguesía. La literatura galante y erótica, la poesía, novelas y fábulas se enriquecen con la estética ligera, graciosa, en ocasiones levemente picante, del rococó. Uno de los ejemplos más notables de este tipo de libros son las Fables choisies mises en vers de La Fontaine (Paris, Jombert, 1755-1759), con 275 láminas dibujadas por Oudry y grabadas por diferentes artistas.


Encyclopédie méthoidque: arts académiques,
équitation, escrime, danse, et art de nager.
A Paris: chez Panckoucke; A Liège: chez
Plomteux, 1786. 26x20,5 cm. [FLL 22447].

En el aspecto tipográfico destacan Fournier y Luce, éste último yerno del primer grabador del reino Philippe Grandjean a quien debemos la letra "romain du roi", aparecida por primera vez en 1702 en la obra Medailles sur les principaux evenements du regne de Louis le Grand (Paris, de l’Imprimerie Royale, 1702). El gusto por la recuperación de la antigüedad queda expuesto en la obra del Conde Tubieres Recuil d’antiqités egyptiennes, etrusques, grecques et romaines (Paris, Desaint & Saillant, 1752-1767).

En los talleres, las obras más brillantes salen de las prensas de la Imprimerie Royale, a cargo durante muchos años de la familia Anisson; pero, sobre todo, sobresalen los trabajos realizados por la familia Didot quienes, por la pulcritud de sus impresiones y las novedades aportadas a las artes gráficas en relación al papel, a la tinta y a los caracteres, son punto de referencia obligada para la imprenta europea de los siglos XVIII y XIX. El punto Didot y el cícero, usados todavía, son medidas tipográficas propuestas por ellos y aceptadas en todo el mundo. Entre los múltiples ejemplos posibles se exponen unas Elegies de Tibulo (Paris, Didot, 1798) y la Histoire generale des voyages (Paris, Didot, 1747).