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Edward Carpenter. El sexo intermedio

Juan Carlos Suárez Quevedo 11 de Enero de 2016 a las 17:38 h

Este libro se publicó por primera vez en 1908. No se ha editado en español hasta 2015, más de cien años después.

Estos son los datos de la publicación original: The intermediate sex: a study of some transitional types of men & women. London: George Allen & Unwin, 1908.

Edward Carpenter (1844-1929) fue una persona muy peculiar y avanzada a su tiempo, no solamente por este libro, sino por su propia personalidad y por su manera de afrontar la vida. Fue nudista y vegetariano. Además de escritor de poesía y prosa, fue filósofo y un luchador por los derechos sociales, así como un gran activista homosexual. Fue una figura importante en la fundación de la Sociedad Fabiana y en el Partido Laborista. Nacido en una familia de la burguesía británica, siempre sintió más atracción y simpatía por las clases populares, encontrándose "fuera de lugar" entre los de su misma posición social. Tras pasar por la Universidad se unió a la iglesia anglicana, y estuvo muy cercano a lo que se llamaba el socialismo cristiano. Incómodo entre  sus "iguales" se estableció en la ciudad industrial de Sheffield, donde tomó verdadero contacto con la clase obrera, y fue allí donde empezó a escribir poesía. Pero lo que le atraía sobre todo era la vida en el campo y el disfrute de la naturaleza, así que con la herencia de su familia dio rienda suelta a su espíritu libre y se estableció en una granja en Millthorpe, junto con el que sería su compañero sentimental, George Merrill, un hombre de clase trabajadora, veinte y tantos años más joven que él, con quien mantuvo una relación de casi cuarenta años, hasta la muerte de George en 1928 y al que apenas sobrevivió, pues Edward Carpenter murió en 1929, tan solo unos trece meses más tarde. El hecho de que dos hombres vivieran juntos en el campo era un enorme desafío a la moralidad sexual de la época victoriana y también a su estricto sistema de estratificación y separación entre clases sociales. Pese a lo eso, su relación se consolidó y permanecieron juntos toda la vida, si bien siempre llevaron una relación digamos "abierta". Carpenter mantenía la idea de que el amor homosexual tenía el poder de subvertir las barreras sociales, de que en el futuro los homosexuales serían la causa de un cambio radical en las condiciones sociales de los hombres.

 

Un hecho curioso y peculiar de este personaje fue el de dedicarse a la fabricación de sandalias, las que había conocido en su viaje por la India y Ceilán, que él mismo utilizaba y que "liberaban a los pies de la dictadura de las botas". Una anécdota simpática y en apariencia insignificante pero que, en el contexto de la Inglaterra victoriana y sus rígidas normas, es muy significativa del carácter rebelde de Edward Carpenter, de quien hay una fotografía en este libro, precisamente con sus sandalias y calcetines.

El sexo intermedio es una obra valiente, de un autor valiente, que nace con la idea de reivindicar la figura de los homosexuales en una época en que resultaba extremadamente difícil abordar el tema de la homosexualidad. Hay que tener presente que unos años antes se había acusado a Oscar Wilde "por sodomía". En 1895 fue condenado a dos años de trabajos forzados y esta sentencia, que pretendía ser ejemplarizante, tuvo, efectivamente, gran repercusión en Gran Bretaña y en toda Europa, propiciando un recrudecimiento de la intolerancia con el tema homosexual.

 

En este libro, podemos encontrar aspectos muy desfasados pero, por otra parte, resulta tremendamente moderno.

Simplemente el título rechina un poco hoy en día, pues claramente la concepción de un tercer sexo o sexo intermedio se considera errónea y no merece mayor explicación. Sin embargo, es posible sacar del libro muchos aspectos positivos, avanzados, valientes, reivindicativos.

Para gais y lesbianas de hace un siglo, el libro supuso una importante herramienta de aceptación, de solidaridad, de acompañamiento, de comprensión. Incluso Carpenter plantea en diferentes partes de la obra que el homosexual no sólo no es inferior, sino que incluso puede ser superior en muchos aspectos a los hombres y las mujeres que él llama "normales".

 

El libro es considerado por muchos un eslabón fundamental en la lucha por la igualdad y reconocimiento social de la homosexualidad y una pieza precursora de todos los movimientos de liberación gai y lésbica de la segunda mitad del siglo XX, en gran medida por la notoriedad y fama del autor.

 

En casi todas las partes del libro, Carpenter escribe buscando explicación y justificación sobre lo que trata. Así, tiene multitud de referencias a los estudios antropológicos, biológicos, médicos, sociológicos... del momento y anteriores. En esta obra  hace referencia a numerosos autores, escritores en lengua inglesa (británicos y norteamericanos), franceses, italianos y, sobre todo, alemanes. Científicos que desde la segunda mitad del siglo XIX apoyan, justifican y defienden la existencia de la homosexualidad.

También se fija mucho en la Historia,  sobre todo en la Grecia clásica, para la defensa de lo que él llama "el amor homogénico" y así reivindica las relaciones entre hombres con un sentido de amor superior, por ejemplo entre los guerreros defensores de elevados fines o entre el maestro y el discípulo, trayendo a coalición a Platón, a Homero...; a las relaciones entre el mismo sexo tanto de seres históricos como mitológicos.

En otros aspectos, El sexo intermedio, resulta actual; no únicamente avanzado para su tiempo sino con planteamientos de hoy en día, con algunas consideraciones que siguen estando presentes en la lucha por la igualdad sexual.

Por ejemplo, al referirse al amor entre mujeres, habla de la lucha por la liberación de la mujer y la igualdad con el hombre:

"... la conciencia cada vez mayor entre las mujeres que han sido oprimidas e injustamente tratadas por los varones... un rechazo cada vez mayor a asumir una posición desigual en el matrimonio".

 

También habla de la legislación al respecto de "las relaciones afectivas entre iguales", a las relaciones entre los "uranistas", término usado por el autor y que estaba de moda desde la segunda mitad del siglo XIX para referirse al "tercer sexo". Carpenter reivindica la privacidad de las relaciones afectivas y sexuales; proclama que la ley no tiene que intervenir en hechos y actos privados, como sucedía en la Gran Bretaña de su tiempo con respecto a la vida sexual de las personas, y menciona cómo la aceptación del código napoleónico en países como Francia o Italia ha significado que "la inversión sexual es tolerada bajo las mismas restricciones que sexualidad normal". Lo que implica también una mayor aceptación social. Aunque esto nos parezca obvio y natural en países de nuestro entorno, por desgracia no sucede lo mismo en otros lugares donde se perpetúa una legislación homófobica.

Otro aspecto es el valor de la educación en la preparación de la sociedad para la plena aceptación de la homosexualidad.  Un planteamiento realmente moderno pues hoy en día seguimos defendiendo exactamente lo mismo: la plena integración  de las personas  homosexuales en nuestra sociedad pasa por educar a los jóvenes en la tolerancia y aceptación. ¡Cuánta actividad no sigue habiendo en los colegios, institutos, asociaciones... por parte de activistas de la lucha LGTBI! Y si esto sucede a nuestro alrededor, podemos imaginar todo lo que queda por hacer en otras latitudes. La modernidad de Carpenter queda de manifiesto en el siguiente párrafo: "Ahora está empezando a verse que los afectos tienen mucho que decir en el desarrollo del cerebro y del cuerpo. Es probable que su tratamiento llegue a ser una parte importante de la gestión escolar del futuro".

 

El libro acaba con un amplio apéndice de 78 puntos, en los que insiste en los aspectos que ya había abordado a lo largo de los 5 capítulos que conforman la obra. Son 78 citas (referidas a hombres y a mujeres) de autores que habían abordado el tema de la homosexualidad, así como de cartas que le han hecho llegar otros "uranistas", y que le sirven a Edward Carpenter para fundamentar sus razonamientos y su justificación del sexo intermedio. La siguiente cita, del punto 5 del apéndice, es bastante ilustrativa del libro y de su época; y me parece un bonito colofón de este post, aunque haya que leerlo con cautela, como todo el libro, por sus errores de concepto, como los ya comentados: "el número de uranistas en toda Europa es de unos cinco millones; alrededor del 4,5 por ciento de todos los varones de Europa son uranistas, mientras que solo lo son el 0,1 por ciento de las mujeres. Una enfermedad -si es que enfermedad debe llamarse- que está tan generalizada, sin duda exige nuestro más profundo interés; y es extraño que fuese solo a partir de la década de los 70 que este tema se ha discutido en la literatura científica. Es debido a esta ignorancia que la opinión pública ha estado dominada, y aún lo está, por el prejuicio, pensando que el hermafroditismo psíquico y la inversión sexual no son más que crímenes, delitos dolosos, a pesar de que es algo que proviene de la naturaleza innata de tales individuos".

 

 

 

 

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Comentarios - 5

asdad

5
asdad - 22-12-2016 - 13:41:13h

Muy interesante

Umberto

4
Umberto - 25-07-2016 - 11:08:00h

Creo que es realmente interesante este libro. Lo leí en la universidad y me pareció realmente bueno, lástima que en algunas partes flaquea un poco.

 

Un saludo!

Sexitivo

3
Sexitivo - 11-05-2016 - 17:44:50h

La verdad que es una gran reseña sobre este libro del sexo intermedio, me encantó cuando lo leí hace ya varios años

Lorena

2
Lorena - 19-02-2016 - 17:01:57h

Moderno, rompedor con una visión avanzada a su tiempo.

José

1
José - 5-02-2016 - 21:40:42h

Estupenda reseña. Mañana me acerco a conseguir el libro.Ya te comentaré


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