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Un tesoro complutense de Medicina: la primera edición en árabe del Canon de Avicena (Roma, Typographia Medicea, 1593)

Pilar Moreno García 17 de Diciembre de 2012 a las 17:12 h

"La medicina es la ciencia por la que se conocen las disposiciones del cuerpo humano, en cuanto que tiene salud o se aparta de ella,  para que se conserve en el primer caso  o se recupere en el segundo ..." así comienza el médico persa Avicena su obra  Kitab al Qanum fi al Tibb, Libro del Canon  de Medicina escrita en la segunda década del siglo XI. Verdadera enciclopedia médica y síntesis de la medicina clásica y árabe, esta obra fue el tratado médico de mayor autoridad en el mundo islámico y lectura obligada en las Universidades europeas hasta bien entrada la Edad Moderna. [Seguir leyendo]

 

Avicena (Ibn Sina) nació en Afshana, cerca de Bukhara, (Uzbekistán) en  el año 980. De familia acomodada,  su vocación por la Medicina  se manifestó a muy temprana edad. Con una  formación humanista de raíz aristotélica, la curiosidad científica le llevó a cultivar diversos campos del conocimiento, fue además de médico, político,  astrónomo y  filósofo.  Su producción bibliográfica es amplia, pero el lugar en la  historia de la Medicina lo ocupa gracias al Canon escrito, según reza  el prólogo, para reunir las  "reglas generales y particulares" de la medicina. Avicena murió en Hamadán  (Persia) en el año 1037.

 

El Canon está dividido en cinco libros, subdivididos en secciones, temas y capítulos. En el primero o Generalidades  se abordan los principios  básicos de la medicina a partir  de la doctrina galénica de los elementos y humores. El libro segundo trata de la  materia médica  o cualidades  generales de los medicamentos simples con un estudio detallado de  unos ochocientos medicamentos procedentes de las farmacoterapia helenística, india y china; en el libro tercero se tratan  la causa de las enfermedades, la higiene y la salud;   el cuarto se refiere a las enfermedades generales y el quinto y último está dedicado a los medicamentos compuestos.

 

Esta obra fue se difundió por todo el Occidente cristiano gracias a la traducción al latín que realizó Gerardo de Cremona en Toledo en el siglo XII.  Como es sabido la Escuela de Traductores toledana fue  lugar de encuentro de hombres de ciencia  e importantísimo foco de difusión de  los saberes greco-árabes al mundo cristiano Occidental. De la  constante  utilización de esta obra entre los profesionales de la medicina nos habla el hecho de que, entre los siglos XV y XV, se hicieran  hasta treinta y seis  nuevas ediciones, siempre en la versión latina del de Cremona.

 

Sin embargo, la primera edición  impresa integra en árabe no vio la luz hasta 1593. Se publicó en Roma, en  la  Typographia Medicea Linguarum externarum o Medicea Oriental  creada  en  1590 por  el Cardenal Fernando de Médicis, futuro Duque de Toscana. Varios factores debieron influir  en la creación de esta imprenta considerada como  la primera europea que trabajó sistemáticamente con caracteres árabes. Uno de ellos pudo ser la actividad misionera en Oriente Próximo que  necesitaba textos religiosos en lenguas orientales para su labor de catequesis. Otro factor a tener en cuenta es el interés existente  en los centros de enseñanza renacentistas por leer los textos científicos originales sin pasar por el tamiz de traductores e intérpretes y un  tercer factor sería el comercial enfocado al próspero imperio otomano, que abría  la puerta a  posibles ventas de  libros impresos en árabe, persa  o turco.

 

Al frente de la Typographia  estuvo el orientalista Giovanni Battista Raimondi,  pionero en Europa de la tipografía en caracteres árabes. A su servicio trabajó Robert Granjon famoso impresor nacido en París, especialista en alfabetos orientales  quién recibió el encargo de realizar un alfabeto árabe completo cuando estuvo en Roma a las órdenes de Papa Gregorio XIII. La historia de esta imprenta fue breve, casi toda su producción se realizó entre  1590 y 1595. Una de las seis  primeras obras salidas de sus prensas fue esta primera y  única edición  en árabe del Canon. En 1596 el Duque de Toscana abandonó su financiación y la vendió al  propio Raimondi  quien, a pesar de sus esfuerzos, no consiguió mantener su  actividad  y así, la Medicea  desapareció con él en 1614.

 

El  ejemplar que se encuentra en la Biblioteca Histórica  de la Universidad Complutense de Madrid (BH MED 191) está encuadernado en pergamino y procede  de la Biblioteca de San Francisco de Murcia. Presenta ex libris manuscrito de  Ignacio de Asso y sello del Real Colegio de San Carlos. Está digitalizado a texto completo  y es el único ejemplar  recogido en  el Catálogo  Colectivo del Patrimonio Bibliográfico español.

 

Bibliografía: 

  • Ascarelli, Fernanda; Menato, Marco. La tipografía del 500 in Italia. Firenze, Leo S. Olschki, 1989
  • González Castrillo, Rafaela. Rhazes y Avicena en la Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 1984
  • Gracia, Diego; Vidal, José Luis. Avicena, sobre la definición de la Medicina. En: Actas del  XXVII Congreso Internacional de Historia de la Medicina. Barcelona, 1981. pp. 723-730
  • Guerra,  Francisco. Historia de la Medicina. Madrid, Ediciones NORMA-CAPITEL, 2007 
  • López Piñero, José María. La medicina en la Historia. Madrid, La esfera de los libros, 2002 
  • Riera Palmero, José María;  Albi Romero,  Guadalupe, "El avicenismo renacentista en la Universidad de Salamanca" en: Llull, 27. 2004. pp.705-745 (versión en PDF).
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